LA VERDAD DEL EVANGELIO

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

por Charles G. Finney

 

 Capítulo 24

La Regeneración

 

XI. Teorías filosóficas de la regeneración

Las teorías principales que han sido defendidas son las siguientes:

 

1. La teoría del deseo. 2. La teoría de la eficiencia divina. La teoría de la susceptibilidad. 4. La teoría de la persuasión moral divina.

 

1. La teoría del deseo.

Esta teoría está basada en aquella postura de filosofía mental que considera el corazón mental como idéntico a la sensibilidad. La depravación moral según esta escuela consiste en el antojo de saborear, probar o desear el pecado. Sostienen la doctrina del pecado original--de una naturaleza o constitución pecaminosa, como se mostró en los capítulos sobre la depravación moral. El corazón de la mente, en la estimación de esta escuela, no es idéntico a la elección o intención. Sostienen que no consiste en ningún estado de la mente, sino que yace y controla la acción voluntaria, o las acciones de la voluntad. El corazón perverso, según ellos, consiste en un apetito o deseo constitucional por el pecado, y con ellos, los apetitos, las pasiones y las propensiones de la naturaleza humana en su estado caído, son caídos por sí mismos. Con frecuencia ilustran sus ideas del antojo pecaminoso, deseo o apetito por el pecado al referirse a los deseos de los animales carnívoros por la carne.

Un cambio de corazón, a la luz de esta filosofía, debe consistir en un cambio de constitución. Debe ser un cambio físico, y causado por una agencia física distinguiéndose de una agencia moral. Es un cambio causado por el poder directo y físico del Espíritu Santo en la constitución del alma, cambiar sus susceptibilidades, implantar o crear un nuevo deseo, antojo o apetito, o amor a la santidad. Es, como si ellos lo expresaran, la implantación de un nuevo principio de santidad. Es descrito como una creación de un nuevo deseo o principio, como una infusión de un principio santo, etc. Esta teoría, desde luego, sostiene y enseña que, en la regeneración, el sujeto está enteramente pasivo. Con esta escuela, la regeneración es exclusivamente obra del Espíritu Santo, el sujeto no tiene agencia en ella. Es una operación realizada en él, quizá mientras duerme, o en un trastorno adecuado; mientras está totalmente pasivo, o quizá cuando está metido en una rebelión flagrante contra Dios. La agencia por la cual esta obra es formada, según ellos, es soberana, irresistible, y creativa. Sostienen que no hay desde luego ningún medio de regeneración, ya que es un acto directo de creación. Sostienen la distinción ya referida y examinada entre regeneración y conversión; que cuando el Espíritu Santo ha realizado la operación soberana y ha implantado el nuevo principio, entonces el sujeto está activo en la conversión, o en volverse a Dios.

Sostienen que el alma, en su misma naturaleza, es enemistad contra Dios, que por consiguiente el evangelio no tiene tendencia para regenerar o convertir el alma para Dios, pero, al contrario, que previo a la regeneración por la agencia física y soberana del Espíritu Santo, cada exhibición de Dios hecha en el evangelio tiende sólo a inflamar y provocar esta enemistad constitucional.

Sostienen, que cuando el antojo o el deseo pecaminosos por el pecado es debilitado, porque niegan que se destruya enteramente en esta vida, o mientras el alma siga conectada con el cuerpo, y un antojo, o un deseo sea implantado o infundido por el Espíritu Santo, en la constitución del alma, entonces, y no hasta entonces, el evangelio tiene una tendencia a volver o a convertir al pecador del error de sus caminos.

Como he dicho, la filosofía de la depravación moral es la base de su filosofía de la regeneración. Asume el dogma del pecado original, como se enseña en la Confesión de Fe Presbiteriana, e intenta armonizar la filosofía de la regeneración con la filosofía del pecado o la depravación moral.

 

Al respecto de esta teoría de la regeneración observo…

(1.) Que ha sido refutada de manera suficiente en los capítulos sobre la depravación moral. Si, cuando se mostró entonces, la depravación moral es en conjunto voluntaria, y consiste en egoísmo, o en un estado voluntario de la mente, esta filosofía de la regeneración no tiene desde luego ningún fundamento.

(2.) Se mostró en los capítulos sobre la depravación moral que el pecado no es elegido por su propia causa,--que no hay antojo o deseo constitucional por el pecado,--que en la elección pecaminosa, el pecado no es el fin o el objeto elegido, sino que la gratificación de uno mismo se elige, y que esta elección es pecaminosa. Si esto es así, entonces toda la filosofía de la teoría del deseo resulta totalmente sin fundamento.

El antojo o el deseo, del cual esta filosofía habla, no es un antojo o un deseo por pecar, sino por ciertas cosas y objetos, el disfrute del cual es lícito, hasta cierto punto, y sobre ciertas condiciones. Pero cuando la voluntad prefiere la gratificación de probar o apetecer intereses más altos, esta elección o acto de la voluntad es pecado. El pecado no yace en el apetito, sino en el consentimiento de la voluntad a una indulgencia ilícita.

(3.) La filosofía confunde el apetito o la tentación por una indulgencia ilícita al pecado. No, representa el pecado como que consiste, en su mayoría, si no todo, en aquello que sólo es tentación.

(4.) Le echa la culpa en Dios por estado sin regenerar. Si el pecador es pasivo, y no tiene agencia en ella, si consiste en lo que esta filosofía enseña, y se logra en la manera que esta teoría representa, es evidente en sí misma que Dios solo es responsable por el hecho que el pecador está sin regenerar.

(5.) Se considera físicamente necesaria la santidad después de la regeneración, como era el pecado antes, y la perseverancia también como físicamente necesaria, y el caer de la gracia como una imposibilidad natural, implantada en la regeneración.

 

Consideremos lo siguiente:

2. La teoría de la eficiencia divina.

Esta teoría se basa en, o más bien es su continuación, una filosofía antigua y pagana, que lleva el mismo nombre. Esta filosofía antigua niega segundas causas, y enseña lo que llamamos leyes de la naturaleza, y que no son más que el modo de operación divina. Niega que el universo haya existido por algún momento, si el apoyo divino fuera retirado. Sostiene que el universo existe sólo por un acto de creación presente y perpetua. Niega que la materia, o la mente, tengan en sí misma alguna propiedad inherente que pueda originar leyes o mociones, que toda acción, ya sea de materia o de mente, es el resultado necesario de eficiencia o poder irresistible directo y divino; que esto no sólo es verdad del universo natural, sino también de todos los ejercicios y acciones de agentes morales en todos los mundos.

Los seguidores de la teoría de la eficiencia divina de la regeneración aplican esta filosofía especialmente a agentes morales. Sostienen que todos los ejercicios y acciones de agentes morales en todos los mundos, y ya sea que aquellos ejercicios sean santos o pecaminosos, son producidos por la eficiencia divina, o por un acto divino de omnipotencia, que los actos santos o pecaminosos son efectos similares de una causa irresistible, y que esta causa es el poder y la agencia, o la eficiencia, de Dios.

Esta filosofía niega la depravación constitucional, o el pecado original, y mantiene que el carácter moral pertenece solo a los ejercicios o a las elecciones de la voluntad; que la regeneración no consiste en la creación de cualquier apetencia, deseo o antojo nuevos, ni en la implantación o infusión de cualquier principio nuevo en el alma, sino que consiste en una elección conformada a la ley de Dios, o en un cambio de egoísmo a benevolencia desinteresada; que este cambio se efectúa por un acto directo de poder o eficiencia divinos, tan irresistible como cualquier acto creativo. Esta filosofía enseña que el carácter moral de cada agente moral, ya sea santo o pecaminoso, se forma por una agencia tan directa, tan soberana, y tan irresistible, como aquella que dio primero existencia al universo; que la sumisión verdadera a Dios implica consentimiento afectuoso de la voluntad para tener el carácter así formado, y entonces, para ser tratado para la gloria de Dios.

 

Tengo las siguientes objeciones para esta teoría:

(1.) Tiende a producir y perpetuar un sentido de injusticia divina. Para crear un carácter por una agencia tan directa e irresistible como aquella de la creación del mundo en sí, y entonces tratar a los agentes morales según ese carácter así formado, es totalmente inconsistente con todas nuestras ideas de justicia.

(2.) Contradice la conciencia humana. Sé que se dice que la conciencia sólo da nuestras acciones y estados mentales, pero no la causa de ellos. Esto lo niego, y afirmo que la conciencia no sólo nos da nuestras acciones y actos mentales, sino que también nos da la causa de ellos, especialmente da el hecho que nosotros mismos somos las causas soberanas y eficientes de las elecciones y acciones de nuestra voluntad. Estoy tan consciente de originar en una manera soberana mis acciones, como de las elecciones mismas. No podemos sino afirmar a nosotros mismos que somos causas eficientes de nuestras propias elecciones y voliciones.

(3.) La filosofía en cuestión realmente representa a Dios como el único agente, en cualquier sentido apropiado de ese término en el universo. Si Dios produce los ejercicios de los seres morales en la manera representada por esta filosofía, entonces no son de hecho más agentes que los planetas sean agentes. Si sus ejercicios son todos directamente producidos por el poder de Dios, es ridículo llamarlos agentes. Lo que generalmente llamamos seres y agentes morales, no son más que vientos y olas o cualquier otra sustancia o cosa en el universo.

(4.) Si esta teoría es verdad, ningún ser más que Dios tiene, o puede tener, carácter moral. Ningún otro ser es el autor de nuestras propias acciones.

(5.) Esta teoría obliga a sus seguidores, junto con todos los otros deterministas, a dar una definición falsa y sin sentido de la agencia libre. Ésta, según ellos, consiste en hacer como queremos, mientras que su teoría niega el poder de querer, excepto mientras nuestro querer sea necesitado por Dios. Pero como hemos visto en los capítulos anteriores, esto no es una verdadera explicación de la libertad. La libertad para ejecutar mis elecciones no es libertad en lo absoluto. La elección está conectada con sus secuencias por una ley de necesidad, y si un efecto sigue mis voliciones, ese efecto sigue por necesidad y no libremente. Toda libertad de la voluntad debe, como se ha visto anteriormente, consistir en el poder soberano de originar nuestras propias elecciones. Si soy incapaz de querer, no puedo hacer nada, y es absurdo afirmar, que un ser es un agente moral o libre, que no tiene poder para originar sus propias elecciones.

(6) Si esta teoría es verdad, todo el gobierno moral de Dios no es gobierno, distinto y superior al gobierno físico. Pasa por alto y niega virtualmente la distinción fundamentalmente importante entre poder físico y moral, gobierno físico y moral. Todo poder y todo gobierno, con base en esta teoría, es físico.

(7.) Esta teoría involucra el engaño de todos los seres morales. Dios no sólo crea nuestras voliciones, sino también crea la persuasión y la afirmación de que somos responsables por ellas.

 

3. La teoría de la susceptibilidad.

Esta teoría afirma que las influencias del Espíritu Santo son tanto físicas como morales, que por una influencia directa y física él estimula las susceptibilidades del alma y las prepara para ser afectadas por la verdad, que sobre eso ejerce una influencia moral o persuasiva al presentar la verdad, que la influencia moral induce la regeneración.

Esta filosofía mantiene la necesidad y el hecho de una influencia física sobreañadida a la influencia moral o persuasiva del Espíritu Santo como un sine qua non de la regeneración. Admite y mantiene que la regeneración es efectuada solamente por una influencia moral, y también que una obra preparatoria a la eficiencia de la influencia moral, e indispensable para su eficiencia en producir regeneración, se lleva a cabo por una agencia directa y física del Espíritu Santo en las susceptibilidades constitucionales del alma y para avivarla y despertarla, y la predispone para ser profunda y debidamente afectada por la verdad.

Se mantiene por los defensores de esta teoría que las representaciones de la Biblia sobre el tema de la agencia del Espíritu Santo en la regeneración son tales como para prohibir la suposición de que si influencia es todo junta moral o persuasiva, y como para indicar plenamente que también ejerce una agencia física en preparar la mente para ser debidamente afectada por la verdad.

En respuesta a este argumento, observo: que temo grandemente menospreciar la agencia del Espíritu Santo en la obra de la redención del hombre por el pecado, y por supuesto, me resistiría o negaría, o tanto como poner en tela de juicio cualquier cosa que se enseña o se implica plenamente en la Biblia sobre el tema. Admito y mantengo que la regeneración es siempre inducida y efectuada por la agencia personal del Espíritu Santo. La pregunta ante nosotros se relaciona todo al modo, y no al hecho, de la agencia divina en la regeneración. Que esto se entienda claramente, pues ha sido común para los teólogos de la escuela antigua, tan pronto como el dogma de una regeneración física, o de una influencia física en la regeneración, se ha puesto en duda, se exclama y se insiste que es pelagianismo, y que es una negación de la influencia divina toda junta, y que es una enseñanza de una regeneración de uno mismo, independiente de cualquier influencia divina. Me ha dado vergüenza dichas representaciones de parte de los ministros cristianos, me ha preocupado su falta de imparcialidad. No obstante, debería claramente establecerse, hasta donde sé, que los defensores de la teoría ahora en consideración nunca han manifestado esa falta de imparcialidad hacia aquellos que han sido puestos en duda de que parte de su teoría se relaciona a una influencia física.

Ya que los defensores de esta teoría admiten que la Biblia enseña que la representación es inducida por una persuasión moral divina, el punto de debate es simplemente si la Biblia enseña que también hay una influencia física ejercida por el Espíritu Santo, al provocar las susceptibilidades constitucionales. Atenderemos ahora algunos textos de prueba. "Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras" (Lc. 24:45). Se afirma que este texto parece enseñar o implicar una influencia física en abrir sus entendimientos, pero ¿qué se quiere decir con un lenguaje así en la vida común? El lenguaje se entiende según el tema del discurso. Aquí el tema del discurso es el entendimiento, pero ¿qué se puede intentar al abrirlo? ¿Puede esto ser una intromisión física, tirar, jalar, o forzar para abrir cualquier departamento de la constitución? Tal lenguaje en la vida común se entendería sólo para significar que tal instrucción fue impartida para asegurar un entendimiento correcto de las escrituras. Todo mundo sabe esto, y ¿por qué debemos suponer o dar por sentado que algo más aquí se intenta? El contenido indica que esto fue el asunto hecho en este caso. "Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día" (Lc. 24:25-27, 46). Por estos versículos parece que él les expuso las escrituras cuando a la luz de lo que había pasado, y a la luz de esa medida de iluminación divina que fue entonces impartida a ella, entendieron las cosas que les explicaba. No me parece que este pasaje asegure la inferencia de que se había ejercido una influencia física. Ciertamente no afirma tal cosa. "Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía" (Hch. 16:14). Aquí hay una expresión similar de lo que acabo de examinar. Aquí se dice que el Señor abrió el corazón de Lidia para que ella estuviera atenta; es decir, el Señor la inclinó para que atendiera, pero ¿cómo? ¿Por qué?, dicen los defensores de esta teoría, por una influencia física, pero ¿cómo aparece? ¿Qué es su corazón para que deba ser jalado o forzado a abrirse?, ¿y qué se intenta con esta afirmación?, ¿qué el Señor abrió su corazón? Lo que quiere decir es que el Señor aseguró su atención, o a ella la dispuso para que atendiera y así la iluminó cuando puso atención, y creyó. Seguramente aquí no hay aseveración de una influencia física, ni hasta ahora puedo ver ningún fundamento de influencia para que ésta fuese ejercida. Una influencia moral puede explicar bastante todos estos fenómenos, y cualquier texto que pueda igualmente consistir en alguna de estas dos teorías opuestas no prueba ninguna.

De nuevo: hay muchos pasajes que representan a Dios como quien abre los ojos espirituales, y pasajes en que las peticiones se ofrecen a Dios para hacer esto. Es por esta teoría asumida que tales pasajes fuertemente implican una influencia física, pero esta suposición me parece injustificada. Tenemos el hábito de utilizar ese lenguaje, y hablar de abrir los ojos de cada uno cuando nada de esto se intenta o se implica como una influencia física, y cuando nada más se piensa en una influencia moral o persuasiva. Entonces ¿por qué recurrimos aquí a tal suposición? ¿Acaso la naturaleza del caso lo demanda? Esto sé que se argumenta por aquellos que mantienen una depravación constitucional moral. Pero se ha mostrado que este dogma es falso, y se admite que así es por quienes sostienen la teoría bajo consideración. Admitir, entonces, que la constitución no es moralmente depravada, ¿se debe inferir que se necesita cualquier cambio constitucional, o influencia física para producir regeneración? No veo razón suficiente para creer, o afirmar, que una influencia física se demanda o se ejerce. Esto admito muy libremente que no podamos afirmar la imposibilidad de tal influencia. La única pregunta para mí, ¿enseña o implica la Biblia plenamente una influencia tal? Hasta ahora no he podido decir que sí. Los pasajes aquí ya citados son sólo una pieza de todo en lo que hemos dependido en apoyo de esta teoría y como la misma respuesta es una contestación suficiente para todos ellos, no tomaré tiempo en citarlos y comentarlos.

De nuevo: ha sido inferida una influencia física por el hecho que los pecadores son representados como muertos en las transgresiones y pecados, como dormidos, etc. Pero todas estas representaciones son sólo declaratorias de un estado moral, como un estado de enajenación voluntaria de Dios. Si la muerte es moral, y el dormir es moral, ¿por qué suponer que se necesita una influencia física para corregir un mal moral? ¿Acaso no puede la verdad efectuar el cambio requerido, cuando el Espíritu Santo insta y apremia?

Pero una influencia física también es inferida por el hecho de que la verdad hace tan distinta la impresión en un momento de lo que hace otro. Respuesta: esto puede considerarse suficiente por el hecho de que a veces el Espíritu Santo presenta la verdad que la mente la aprehende y siente su poder mientras que en otro momento no lo hace.

Pero se dice que a veces parece haber sido una obra preparatoria, realizada por una influencia física que predispone a la mente a atender y ser afectada por la verdad. Pero ¿por qué suponer que esto es una influencia física? Acontecimientos providenciales pudieron haber tenido mucho que ver. El Espíritu Santo pudo haber estado dirigiendo los pensamientos y comunicando instrucciones en varias maneras, y preparando la mente para atender y obedecer. ¿Quién entonces se asegura en la afirmación de que esta influencia preparatoria es física? Admito que puede haber, pero no puedo ver que debe haber o de que haya cualquier buen fundamento para suponer que así es.

 

4. La última teoría a examinar es la Persuasión Moral Divina.

Esta teoría enseña:

(1.) Que la regeneración consiste en un cambio en la intención soberana o preferencia de la mente, o en un cambio de egoísmo a benevolencia desinteresada; y…

(2.) Que este cambio se induce y se efectúa por una influencia moral divina; es decir, que el Espíritu Santo lo efectúa con, mediante, o por la verdad. Los defensores de esta teoría asignan las siguientes razones principales en apoyo.

(1.) La Biblia expresamente lo afirma: "Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Jn. 3:5-6). "Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1 P. 1:23). "El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas" (Stg. 1:18). "Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio" (1 Co. 4:15).

(2.) Los hombres son representados como que son santificados por la verdad. "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad" (Jn. 17:17). "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado" (Jn. 15:3).

(3.) La naturaleza de la regeneración decide la filosofía de ésta hasta aquí, que debe ser efectuada por la verdad, dirigida al corazón a través de la inteligencia. Los regenerados están conscientes de haber sido influidos por la verdad de volverse a Dios. Están conscientes de que no hay otra influencia más que la luz derramada en la inteligencia, o la verdad presentada a la mente.

Cuando Dios afirma que regenera el alma con o por la verdad, no tenemos derecho a inferir que lo hace de alguna otra manera. Esto él sí afirma, por tanto, la Biblia ha establecido la filosofía de la regeneración. El que él ejerza algo más que una influencia moral, o la influencia de la enseñanza divina e iluminación, es pura suposición.

 

OBSERVACIONES

1. Esta teoría honra al Espíritu Santo sin menospreciar la verdad de Dios.

2. La regeneración por el Espíritu Santo a través de la verdad ilustra la sabiduría de Dios. Hay una filosofía profunda y divina en la regeneración.

3. Esta teoría es de gran importancia práctica, pues si los pecadores van a ser regenerados por la influencia de la verdad, por el argumento, y por la persuasión, entonces los ministros pueden ver lo que tienen que hacer, y cómo es que deben ser "obreros junto con Dios".

4. De modo que los pecadores pueden ver que no van a esperar una regeneración o influencia física, sino que deben someterse, abrazar la verdad si esperan ser salvos.

5. Si esta teoría es verdad, es muy probable que los pecadores sean regenerados mientras estén sentados en el sonido del evangelio, mientras escuchan la exposición clara de la verdad.

6. Los ministros deberían exponer ellos mismos y apresurar cada consideración en la atención de los pecadores, tan sincera y libremente como si esperaran convertirse ellos mismos. Deben buscar y esperar la regeneración de los pecadores, de inmediato, y antes de que salgan de la casa de Dios.

7. Los pecadores no deben esperar y aguardar omnipotencia física para regenerarlos. La omnipotencia física de Dios no permite la presuposición de que todos los hombres serán convertidos, pues la regeneración no se efectúa por poder físico. Dios no puede hacer el deber del pecador y regenerarlo sin el ejercicio correcto de la agencia propia del pecador.

8. Esta postura de la regeneración muestra que la dependencia del pecador en el Espíritu Santo surge enteramente no de su propia necedad voluntaria, y de que su culpa sea mayor, por cuan mucho más perfecta sea perfecta este tipo de dependencia.

9. La regeneración física, bajo cada modificación de ella, es una piedra de tropiezo. La pecaminosidad original o constitucional, regeneración física, y todo este tipo de dogmas resultantes, son parecidos al evangelio subversivo, y repulsivo para la inteligencia humana, debería ser puesto a un lado como las reliquias de una de las filosofías más irrazonables y confusas.

 

retorno a INDEX