LA VERDAD DEL EVANGELIO

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

por Charles G. Finney

 

 Capítulo 19

Depravación Moral

 

VIII. Consideremos el método apropiado para explicar la depravación moral universal y total de los agentes morales no regenerados de nuestra raza.

En la discusión de este tema…

 

1. Intentaré mostrar lo que no debe ser la causa.

Al examinar esta parte del tema es necesario tener la distinción a la vista de aquello que constituye depravación moral. Todo el error que ha existido en este tema ha sido fundamentado en suposiciones falsas referentes a la naturaleza o esencia de la depravación moral. Ha sido casi universalmente verdaderas, y como consecuencia, la depravación física ha sido confundida y tratada como depravación moral. Esto por supuesto ha llevado a mucha confusión y a disparates sobre el tema. Considérese el siguiente hecho que se ha mostrado en capítulos anteriores.

Que la depravación moral consiste en egoísmo o en la elección de interés de uno mismo, gratificación de uno mismo, o indulgencia de uno mismo, como un fin.

Como consecuencia no puede consistir…

(1.) En una constitución pecaminosa, o en una apetencia constitucional o deseo por el pecado. Esto ha sido mostrado en una lección anterior sobre lo que se implica en la desobediencia a la ley moral.

(2.) La depravación moral es pecado en sí mismo y no la causa del pecado. No es algo previo al pecado que sostiene a él la relación de una causa, sino que es la esencia y el todo del pecado.

(3.) No puede ser un atributo de la naturaleza humana, considerado simplemente como tal, pues esto sería depravación física y no moral.

(4.) A la depravación moral entonces no se explica por atribuírsele una naturaleza o constitución pecaminosa en sí misma. Hablar de una naturaleza pecaminosa, o constitución pecaminosa, en el sentido de egoísmo físico, es atribuirle pecaminosidad al Creador, quien es el autor de la naturaleza. Es pasar por alto la naturaleza esencial del pecado, y hacer del pecado un virus físico, en lugar de una elección voluntaria y responsable. Tanto la filosofía sana como la Biblia hacen que el pecado consista en obedecer a la carne, o en el espíritu de autocomplacencia, o indulgencia de uno mismo, o, que es lo mismo, en egoísmo, en una mente carnal, o desear la carne. Pero escritores sobre la depravación moral han dado por sentado que la depravación moral fue distinta, y la causa de pecado, esto es, a una transgresión real. Le llaman pecado original, pecado morador, una naturaleza pecaminosa, un apetito por el pecado, un atributo de la naturaleza humana, y demás. Veremos que ha acarreado esta postura sobre el tema.

A continuación, observaré una postura moderna y quizá una más popular de este asunto que ha sido tomada por cualquier escritor reciente que ha caído en el error de confundir la depravación moral y física. Me refiero al ensayo premiado del doctor Woods, de Andover, Massachussetts. Él define la depravación moral como lo mismo que "pecaminosidad." También él, en una parte de su ensayo, sostiene que es siempre y necesariamente voluntario. Aún, su gran esfuerzo es probar que la pecaminosidad o la depravación moral es un atributo de la naturaleza humana. No forma parte en mi plan de exponer la inconsistencia de sostener la depravación moral como un estado mental voluntario, y sin embargo un atributo de la naturaleza humana, sino sólo examinar la filosofía, la lógica, y la teoría de su argumento principal. La siguiente cita mostrará el sentido en el que sostiene que la depravación moral pertenece a la naturaleza humana. En la página 54 dice…

"La palabra depravación, relacionada como se hace aquí para el carácter moral del hombre, significa lo mismo que egoísmo, que es opuesto a la pureza moral o santidad. En este uso de la palabra hay un acuerdo general. Pero ¿qué es el significado de nativo o natural? Entre la variedad de significados especificados por Johnson, Webster y otros, me refiero a lo siguiente para relacionar particularmente en el tema ante nosotros.

"Nativo. Producido naturalmente. Natural, o conforme a la naturaleza, que pertenece al nacimiento, original. Natural tiene sustancialmente el mismo significado: 'producido por naturaleza; no adquirido.' Entonces, Crabbe: 'de una persona decimos que su valor es nativo, para designarlo como alguna propiedad valiosa nacida con él, no ajena a él, o injertado en él, sino decimos de su disposición que es natural, opuesto a aquello que se adquiere por hábito'. Y Johnson define naturaleza como 'estado nativo o propiedades de cualquier cosa por la cual se discrimina de otros'. Él cita la definición de Boyle: 'La naturaleza a veces significa lo que pertenece a la criatura viviente en su natividad, o lo acumula por su nacimiento, como cuando decimos un hombre es noble por naturaleza, o un niño está naturalmente dispuesto a obedecer". 'Esto puede expresarse al decir que el hombre así nació'.

"Después de estas definiciones breves, que viene a casi lo mismo, procedo a indagar cuáles son las marcas o las evidencias que muestran cualquier cosa en el hombre, o nativo, y cuán lejos estas marcas se encuentran en relación con la depravación."

De nuevo, en la página 66 dice…

"El mal, entonces, no puede suponerse que se origina en circunstancias externas desfavorables, tales como ejemplos que corrompen, o tentaciones fuertes e insinuantes, pues si supusiéramos se removiesen enteramente, todos los seres humanos todavía serían pecadores. Con una naturaleza moral tal como ahora tienen, no esperarían los motivos más fuertes para pecar. No, ellos serían pecadores en oposición a los motivos más fuertes a lo contrario. Efectivamente, sabemos que los seres humanos convertirán esos mismos motivos que muy poderosamente urgen a la santidad en ocasiones de pecado. Ahora, ¿acaso no la confianza y la certeza con la que predecimos la comisión del pecado, y de pecado sin mezclarse con la pureza moral, presuponen una convicción plena en nosotros, una convicción que descansa en lo que consideramos como evidencia satisfactoria que el pecado, en todos sus actos visibles, surge de aquello que está dentro de la mente misma, y que pertenece a nuestra misma naturaleza de seres morales? ¿Acaso no tenemos mucha evidencia de que esto es el caso de maldad moral como de cualquiera de nuestros afectos naturales o apetitos corporales?"

Esta cita, junto con todo el argumento, muestra que él considera la depravación moral como un atributo de la naturaleza humana en el mismo sentido que están los apetitos y las pasiones.

Antes de que prosiga directamente con la examinación de este argumento, que la pecaminosidad, o la depravación moral, es un "atributo de la naturaleza humana", yo postularía que no se prueba ningún argumento, o hecho, que pueda igualmente consistir en dos teorías opuestas. El autor en cuestión presenta los siguientes hechos y consideraciones con apoyo a su gran posición, que la depravación moral, o la pecaminosidad, es un atributo de la naturaleza humana; y tres presidentes de universidades afirman la sobriedad y la conclusión del argumento.

Él prueba su posición, primero desde la "universalidad de la depravación moral." A esto respondo que este argumento no prueba nada par este propósito a menos que sea verdad y suponga como una premisa mayor que lo que sea universal entre la humanidad debe ser un atributo de la naturaleza humana. Pero esta suposición es una petición de principio. El pecado puede ser el resultado de la tentación; ésta puede ser universal, y de tal naturaleza como uniformemente, no necesariamente, resultar en pecado a menos que se asegure un resultado contrario por la persuasión moral Divina. Esto intentaré mostrar que es el hecho. Este argumento supone que hay más que un método para responsabilizar la universalidad del egoísmo humano. Pero éste es el asunto en debate y no debe considerarse como verdadero.

De nuevo: El egoísmo es común para todos los hombres no regenerados. ¿Es el egoísmo un atributo natural? Hemos visto, en un capítulo anterior, que consiste en una elección. ¿Puede la elección ser un atributo de la naturaleza humana?

De nuevo: Este argumento es tan consistente con la teoría opuesta, es decir, que la depravación moral es egoísmo. La universalidad del egoísmo es lo que se puede esperar, si el egoísmo consiste en la entrega de la voluntad a la gratificación del yo. Esto será algo común a menos que el Espíritu Santo se interponga grandemente para iluminar la inteligencia y romper la fuerza del hábito y cambiar la actitud de la voluntad, en el amanecer de la razón, ya entregada a los impulsos de la sensibilidad. Si se va a dar explicación de la depravación moral, de aquí en adelante más plenamente mostraré al atribuirla a la influencia de la tentación, o a la constitución físicamente depravada, rodeada de las circunstancias en las que la humanidad primero forma su carácter moral, o aplica sus primeras elecciones morales, la universalidad puede desde luego esperarse que sea una de sus primeras características. Este argumento, entonces, que concuerda igualmente bien con ambas teorías no prueba nada.

Yo respondo a su segundo argumento de que "la depravación moral se desarrolla temprano en la vida" …

Esto es lo que se puede esperar con la teoría opuesta. Si la depravación moral consiste en la elección de la gratificación de uno mismo, aparecería desde luego temprano en la vida. De modo que este argumento concuerda bastante bien con la teoría opuesta y por tanto no prueba nada. Pero este argumento no sirve para nada a menos que lo siguiente se suponga como una premisa mayor, y a menos que el hecho supuesto sea efectivamente una verdad por decir "lo que se desarrolla temprano en la vida debe ser un atributo de la naturaleza humana". Pero esto de nuevo es suponer la verdad desde un punto en debate. Este argumento se basa en la suposición de que un curso de acción común para todos los hombres, y que comienza desde el momento más temprano de la agencia moral, puede ser responsabilizado sólo por asignarle un atributo de naturaleza que tiene el mismo carácter moral como aquello que pertenece a las acciones mismas. Pero esto no es verdad. Puede haber más formas de responsabilizar la pecaminosidad universal de las acciones humanas desde el comienzo de la agencia moral. Puede ser atribuida a la universalidad y a la naturaleza peculiar de la tentación, como se ha dicho.

Respondo a su tercer argumento de que la "depravación moral no se debe al cambio que ocurre subsecuente al nacimiento". Respondo:

No, las circunstancias de la tentación son suficientes para dar cuenta de ella sin suponer que la naturaleza sea cambiada. Este argumento no prueba nada a menos de que sea verdad, que las circunstancias peculiares de la tentación bajo las cuales los agentes morales actúan, desde el comienzo de la agencia moral, no puede suficientemente atribuírsele por su conducta sin suponer un cambio de naturaleza subsecuente al nacimiento. "Entonces, ¿qué prueba esta discusión?"

De nuevo: este argumento es igual de consistente con la teoría opuesta, y por tanto no prueba nada.

Respondo a su cuarto argumento de "que la depravación moral actúa libre y espontáneamente."

"El agente moral actúa libremente, y actúa egoístamente, es decir, perversamente. Este argumento supone que si un agente moral actúa libre y perversamente, la depravación moral o el pecado debe ser un atributo de su naturaleza. Más justamente, si la humanidad, en el ejercicio de su libertad, actúa universalmente, la pecaminosidad debe ser un atributo de la naturaleza humana". Pero ¿qué es pecado? Por qué el pecado es una transgresión voluntaria de la ley, siendo juez Dr. Woods. ¿Acaso puede ser una transgresión voluntaria denominada un atributo de la naturaleza humana?

Pero de nuevo, este argumento no afirma más que lo que es igualmente consistente con la teoría opuesta. Si la depravación moral consiste en la elección de la gratificación de uno mismo como un fin, desde luego se manifestaría a sí misma libre y espontáneamente. Este argumento entonces no sirve para nada.

Respondo a su quinto argumento de "que la depravación moral es difícil de vencer y por tanto debe ser un atributo de la naturaleza humana".

Si fuera un atributo de naturaleza humana, no podría vencerse, así como naturalmente sería, en seres de constitución físicamente depravada, y en la presencia de tantas tentaciones de indulgencia de uno mismo. Si fuera un atributo de la naturaleza humana, no podría vencerse sin un cambio de identidad personal. Pero el hecho de que puede vencerse sin destruir la conciencia de identidad personal prueba de que no es un atributo de la naturaleza humana.

Respondo a su sexto argumento de que "podemos predecir con certeza que a su debido tiempo se mostrará a sí misma sin inhibiciones".

Tal como de esperarse. Si la depravación moral consiste en egoísmo, podemos predecir con certeza que el espíritu de agradarse a uno mismo a su debido tiempo, y en todo momento, se mostrará. Podemos predecir también, sin el don de profecía, que una constitución físicamente depravada, y rodeada de objetos para despertar apetito, y con todas las circunstancias en las que los seres humanos primero forman su carácter moral, busquen universalmente gratificarse a ellos mismos, a menos de que sean prevenidos por las iluminaciones del Espíritu Santo. Este argumento es consistente con la teoría opuesta y por tanto no prueba nada.

Es innecesario ocupar más tiempo en el tratado de doctor Woods. Ahora citaré los estándares de la iglesia presbiteriana que los pondrán en posesión de los puntos de vista de ellos en este tema. En las páginas 30 y 31 de la Confesión de Fe Presbiteriana tenemos lo siguiente: "Por este pecado ellos cayeron de su justicia original y comunión con Dios, y pues fueron muertos en pecados, y totalmente profanos en todas las facultades y de las partes de su alma y cuerpo. Ellos siendo la raíz de toda la humanidad, la culpa de éste pecado fue imputado y la misma muerte en el pecado y la corrupción de la naturaleza cedida a toda su posteridad descendiendo de ellos por la generación ordinaria. Desde esta corrupción original, por la cual somos totalmente desinclinados, inútiles y hechos opuestos a todo lo bueno y totalmente inclinados a toda maldad, procede todas las transgresiones actuales".

De nuevo: del Catecismo Menor[i] "P. 14. ¿Qué es el pecado? R. El pecado es la falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de ella. P. 16. ¿Cayó todo el género humano en la pri?mera transgresión? R. Habiéndose hecho la alianza con Adán, no para él solo, sino también para su posteridad, todo el género humano descendiendo de él según la ge?neración ordinaria, pecó en él y cayó con él en su primera transgresión. P. 17. ¿A qué estado redujo la caída al hombre? R. La caída redujo al hombre a un estado de pecado y de miseria. P. 18. ¿En qué consiste lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre? R. Lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre consiste en la culpabilidad del primer pe?cado de Adán, la falta de justicia original y la de?pravación de toda su naturaleza, llamada comúnmente pecado original, con todas las transgresiones actuales que de ella dimanan. P. 19. ¿En qué consiste la miseria del estado en que cayó el hombre? R. Todo el género humano perdió por su caída, la comunión con Dios, está bajo su ira, y mal?dición, y expuesto a todas las miserias de esta vida actual, a la muerte misma, y a las penas del infierno para siempre".

Estas porciones muestran que los redactores y defensores de esta confesión de fe dan cuenta de la depravación moral de la humanidad al hacerla consistir en una naturaleza pecaminosa, heredada por la generación natural desde Adán. Consideran la constitución heredada desde Adán como pecaminosa en sí misma, y la causa de toda la transgresión actual. No hacen distinción entre la depravación física y moral. Distinguen también entre el pecado original y actual. El pecado original es la pecaminosidad de la constitución en la que la posteridad de Adán no había otra forma más que heredarla por la generación natural o por nacimiento. Este pecado original, o naturaleza pecaminosa, muestra a la humanidad totalmente inválida de todo lo que espiritualmente bueno y completamente inclinada a todo lo que es malo. Eso es la responsabilidad de la depravación moral. Esto, como veremos, es sustancialmente la base del Dr. Woods.

Es común entre quienes confunden la depravación física con la depravación moral, y quienes sostienen que la naturaleza humana es pecaminosa en sí misma, y que citan ciertos pasajes de la Escritura para apoyar su postura. Un análisis de estos textos de prueba debe ocupar nuestra atención. Pero antes de que yo entre en este análisis, debo llamar su atención de ciertas reglas de interpretación bíblica bien establecidas.

(1.) Diferentes pasajes deben interpretarse en lo posible para no contradecirse.

(2.) El lenguaje se interpreta según el tema del discurso.

(3.) Se mantiene el respeto por el enfoque general y el diseño de quien habla o escribe.

(4.) Los textos que son consistentes con una u otra teoría no prueban nada.

(5.) El lenguaje se interpreta si se puede sin entrar en conflicto con la filosofía sana, asuntos de hecho, la naturaleza de las cosas o la justica inmutable.

Ahora, recordando y aplicando estas reglas simples de interpretación sana, procedamos al análisis de aquellos pasajes que supuestamente establecen la teoría de la depravación moral que estoy examinando.

Génesis 5:3; "Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set." No es muy fácil ver por qué este texto se fuerza para que sea apoyado por aquellos que sostienen que la naturaleza humana en sí misma es pecaminosa. ¿Por qué debe suponerse que la semejanza e imagen aquí hablada fueron de una semejanza o imagen moral? A menos que se suponga que el texto no tiene nada que ver con el tema.

De nuevo: es admitido generalmente que con toda probabilidad Adán fue un hombre regenerado en aquel momento y antes del nacimiento de Set. ¿Acaso se intenta que Adán engendrara a un santo o a un pecador? Si, como se supone, Adán fue un santo de Dios, si este texto sirve a este propósito, afirma que Adán engendró a un santo. Pero esto es lo opuesto de aquello en prueba de lo cual se cita el texto.

Otro texto es Job 14:4: "¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie." Este texto se cita en apoyo a la posición de la Confesión de Fe Presbiteriana de que los niños heredan de sus padres por generación natural una naturaleza pecaminosa. Sobre este texto, observo que todo lo que puede hacerse de él, incluso si leemos sin consideración a la traducción o al contexto, es que un padre físicamente depravado producirá una descendencia físicamente depravada. Que esto sea su verdadero significado es bastante evidente cuando exploramos el contexto. Job está tratando el estado frágil y moribundo del hombre y manifiestamente tiene en el texto y contexto su mirada totalmente en el estado físico y no en el carácter moral del hombre. Lo que intenta es ¿quién puede traer más que una descendencia frágil y moribunda de un padre frágil y moribundo? Esto es sustancialmente la postura que el profesor Stuart toma de este texto. Lo más que se puede hacer es que mientras pertenezca a la raza de pecadores, nada más podría esperarse que debiera ser un pecador sin significar para afirmar cualquier otra cosa con respecto a un cómo de este resultado.

De nuevo: Job 15:14: "¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y para que se justifique el nacido de mujer?" Éstas son las palabras de Elifaz y es impropio citarlas como verdad inspirada, pues Dios mismo testifica que los amigos de Job no tenían la verdad. Pero supongamos que aceptamos este texto como verdadero, ¿cuál es la importancia? Por qué, simplemente afirma, o más bien implica, la rectitud o la pecaminosidad de toda la raza humana. Expresa la universalidad de la depravación humana en la manera muy común de incluir a todos que son nacidos de mujer. Esto ciertamente no dice nada y no implica nada con respecto de la constitución pecaminosa. Es simplemente tan sencillo como tan justificable para entender este pasaje como que implica a la humanidad que se ha vuelto tan físicamente depravada que este hecho, junto con las circunstancias bajo las que ellos llegaron a ser y empezaron su carrera moral, ciertamente (no necesariamente) resultará en depravación moral. Podría usar un lenguaje tal como aquel encontrado en ese texto, y naturalmente suficiente para expresar por él mis propios puntos de vista de la depravación moral; es decir, aquello que resulta de una constitución físicamente depravada; y las circunstancias de la tentación bajo las cuales los niños llegan a este mundo y empiezan y prosiguen su carrera moral; ciertamente esto es lo más que puede decirse de este texto.

De nuevo: Salmo 51:5: "He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre". Sobre esto observo que parecería, si este texto se entendiera literalmente, que el salmista intentaba afirmar el estado pecaminoso de su madre al momento de su concepción y durante su gestación. Pero, interpretar estos pasajes como la enseñanza de la constitución pecaminosa del hombre es contradecir la definición de Dios sobre el pecado, y la única definición que la razón humana o el sentido común pueden recibir; esto es, que "el pecado es la transgresión de la ley". Esto es, sin duda, la única definición correcta del pecado. Pero hemos visto que la ley no legisla sobre la sustancia, que requiere a los hombres que tengan una cierta naturaleza, sino solamente sobre la acción moral voluntaria. Si el salmista realmente intentaba afirmar que la sustancia de su cuerpo era pecaminosa desde su concepción, entonces no sólo se coloca él mismo en contra de la definición de Dios sobre el pecado, sino también afirma puros disparates. ¡Pecaminosa la sustancia de una criatura sin nacer! ¡Es imposible! Pero ¿qué quería decir el salmista? Respondo: Este versículo se encuentra en el salmo penitencial de David. Él está profundamente convencido de pecado y estaba, como tenía una buena razón para estarlo, muy emocionado, y él mismo expresó, como todos lo hacemos en circunstancias similares, con lenguaje fuerte. Su mirada, como era natural y es común en tales casos, había sido dirigida por la senda de la vida de regreso a las memorias tempranas de su vida. Recordó los pecados entre los actos tempranos de las remembranzas de su vida. Irrumpió en el lenguaje de este texto para expresar, no el dogma anti escritural y absurdo de una constitución pecaminosa, sino para afirmar en su lenguaje fuerte y poético que había sido pecador desde el principio de ser un pecador. Éste es el lenguaje fuerte de la poesía.

Algunos suponen que en el pasaje en cuestión, el salmista se refirió, reconoció y sostuvo su origen bajo y vil para decir siempre fui pecador, y mi madre que me concibió era pecadora, y soy más que la planta degenerable de una vid extraña sin intentar afirmar otra cosa con respecto a la pecaminosidad absoluta de su naturaleza.

De nuevo: Salmo 58:5: "Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron". Sobre este texto observo que ha sido citado en un momento para establecer la doctrina de la naturaleza pecaminosa, y en otro para probar que los infantes cometen pecado presente desde el primer día y hora que nacen. Pero ciertamente ni un uso tal puede hacerse legítimamente de ese texto. No afirma nada de la naturaleza pecaminosa, sino esto ha sido inferido por lo que afirma, que los impíos son apartados desde su nacimiento. Pero ¿acaso esto significa que real y literalmente son apartados desde el día y la hora de su nacimiento, y que realmente se descarrían el mismo día que nacen, hablando mentira? Esto, todos saben que es opuesto al hecho. El texto no puede forzarse al pie de la letra. Entonces, ¿qué significa? Debe significar, como el último texto examinado, que los impíos son apartados y se descarrían desde el comienzo de su agencia moral. Si significa más que eso, contradiría otros sencillos pasajes de la escritura. Afirma, en lenguaje gráfico, fuerte y poético, el hecho de que la primera conducta y carácter moral de un infante es pecaminoso. Esto es todo lo que puede afirmarse, y sin duda asigna la fecha del comienzo de su depravación moral en un periodo muy temprano, y lo expresa en un lenguaje muy fuerte, como si fuese literalmente desde la hora de nacimiento. Pero cuando se añade que se descarrían, hablando mentira, sabemos que esto no debe y no puede tomarse literalmente, pues, como sabemos, los niños no hablan nada al momento de nacimiento. Si entendiéramos que el salmista, como afirma, que los niños se descarrían tan pronto como se van y dicen mentira tan pronto hablan, esto no probaría que su naturaleza fuera en sí misma pecaminosa, sino más bien pudiera consistir con la teoría de que su depravación física, junto con sus circunstancias de tentación, los lleva a egoísmo, desde el primer momento de su existencia moral.

De nuevo: Juan 3:6: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es". Sobre esto observo que puede tomarse, si se toma literalmente, y no significar nada más que eso, que el cuerpo que nace de carne es carne, y aquello que nace del Espíritu es espíritu; es decir, que este nacimiento del que estaba hablando era del alma, y del cuerpo. Pero se puede entender que significa que aquello que resulta de la influencia de la carne es carne, en el sentido de pecado, pues eso es sentido común del término en el Nuevo Testamento, y eso que resulta del Espíritu, es espíritu o espiritual, en el sentido de santo. Esto entiendo que es el verdadero sentido. El texto cuando se entiende así, no apoya en nada el dogma de naturaleza o constitución pecaminosa, sino sólo eso, que la carne tiende a pecar, que los apetitos y las pasiones son tentaciones para pecar de modo que se peca cuando la voluntad los obedece. Lo que nace de las propensiones, en el sentido de que la voluntad se rinde a su control, es pecaminoso. Y por otro lado, lo que nace del Espíritu, esto es, lo que resulta de la agencia del Espíritu Santo, en el sentido de que la voluntad se rinde a él, es santa.

De nuevo: Efesios 2:3: "Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás". Sobre este texto observo que no puede entenderse, consistentemente con la justicia natural, de que estamos expuestos a la ira de Dios por nuestra naturaleza. Es un dogma monstruoso y blasfemo, que un Dios santo esté enojado con cualquier criatura por poseer una naturaleza con que la fue enviado a ser sin su conocimiento o consentimiento. La Biblia representa a Dios enojado con los hombres por sus obras impías y no por su naturaleza.

Es común y apropiado hablar del primer estado en que los hombres universalmente están, como un estado natural. Así hablamos de pecadores antes de la regeneración, como en un estado de naturaleza opuesto a un estado cambiado, un estado regenerado, un estado de gracia. Por esto no necesariamente queremos decir que tienen una naturaleza pecaminosa en sí mismos, sino meramente que antes de la regeneración ellos son universal y moralmente depravados, que ése es su estado natural opuesto a su estado regenerado. La depravación moral total es el estado que sigue y resulta de su primer nacimiento, y es en este sentido natural, y sólo en ese sentido, que se puede verdaderamente decir que son "por naturaleza hijos de ira". Contra el uso que se hace de este texto, y toda esa clase de textos, puede colocarse toda la perspectiva de la escritura, que representa al hombre para ser culpado y juzgado y castigado sólo por sus obras. El tema central del discurso en esos textos es que no debemos entenderlos para implicar, o afirmar, que el pecado es una parte esencial de nuestra naturaleza.

 

[1] Nota del traductor: Las preguntas y respuestas incluidas en esta traducción, y que no llevan el mismo orden como el autor las enlista, fueron tomadas de la versión publicada por el Comité de Literatura, Misiones Presbiterianas Mundiales, Lima Ayacucho , 1976, disponible en http://www.thirdmill.org/files/spanish/81845~8_6_01_10-46-43_AM~CATECISMOMENOR.htm

 

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