LA VERDAD DEL EVANGELIO

 LA SANTIDAD DE LOS CRISTIANOS EN LA VIDA PRESENTE

The Oberlin Evangelist

12 de abril de 1843

Conferencia por el profesor Finney.

Reportada para el Evangelist por el Rev. S.D. Cochran.

#8

QUÉ LOGROS LOS CRISTIANOS PUEDEN RAZONABLEMENTE ESPERAR HACER EN ESTA VIDA

"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.  Fiel es el que os llama, el cual también lo hará." -- 1 Ts. 5:23, 24.

 

En esta conferencia consideraré: 

I. LO QUE ES LA SANTIFICACIÓN.

II. LO QUE NO ESTÁ IMPLICADO EN ELLA.

III. LO QUE ESTÁ IMPLICADO EN ELLA.

IV. LO QUE SE INTENTA POR SANTIFICACIÓN DEL CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU.

V. LO QUE NO ESTÁ IMPLICADO EN LA SANTIFICACIÓN DEL CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU.

VI. LO QUE ESTÁ IMPLICADO.

VII. QUÉ LOGROS LOS CRISTIANOS NO PUEDEN ESPERAR EN ESTA VIDA.

VIII. QUÉ LOGROS PUEDEN RAZONABLEMENTE ESPERAR PARA HACER EN ESTA VIDA. 

I. Lo que es la santificación.

1. Santificar es hacerse santo, ser apartado, consagrarse. El Antiguo y Nuevo Testamentos usan la palabra en este sentido. Para que Dios nos santifique, es que él asegure en nosotros la consagración de nosotros mismos a él. Santificarnos es consagrarnos enteramente a él.

2. La santificación, entonces, es santidad, pureza, o benevolencia. La benevolencia, como hemos visto en conferencias anteriores, es buena voluntad, y es la intención principal de la mente; en otras palabras, es obediencia a los requerimientos de la ley de Dios; es lo que la Biblia quiere decir por amor, que declara ser el cumplimiento de la ley.

II. Lo que no está implicado en ella.

1. No implica ningún cambio en la constitución.

2. Ni cualquier cambio tal en el temperamento, disposición o estado de la mente, que no podamos pecar. Los ángeles que no guardaron su primer estado fueron ciertamente santificados, pero pecaron y también Adán.

3. Ni está implicado en la santificación que no seamos responsables de pecar.

4. Ni que sea incuestionable que no pecaremos, inmediatamente, y seguramente, a menos que seamos sostenidos por el Espíritu de Dios. No hay evidencia que incluso los santos en el cielo continuarían su obediencia, si el Espíritu Santo fuese retirado.

5. Ni está implicado que un alma santificada no tenga más batallas con la tentación. Mostré, en mi conferencia sobre la guerra cristiana, que esto hubiera existido si el hombre nunca hubiese pecado, y existirá, en alguna forma, por siempre.

6. Ni que no haya más crecimiento en gracia. El Señor Jesucristo, todos admiten, fue santificado, pero creció en gracia. Y también lo haremos nosotros tan rápido como nuestro conocimiento crezca, no sólo en esto, sino en el mundo futuro.

7. Ni implica libertad de errores en juicio u opinión. No sé cómo podría mostrarse en la Biblia, o en la naturaleza del caso, que esto está implícito en la santificación, incluso en los santos en el cielo.

8. Ni implica un estado uniforme de emociones. Las emociones de Cristo no siempre fueron las mismas. Tuvo sus tristezas y alegrías, y de la misma naturaleza de la sensibilidad, los sentimientos tienen que variar como las circunstancias varían.

9. No implica un gran y constante entusiasmo. La idea de un gran entusiasmo de las emociones es esencial para la santificación ha salido del error radical con respecto a la naturaleza de la religión. Se ha supuesto que el amor requerido por la ley de Dios consiste en el estado más elevado posible de las emociones. Ahora, si esto es así, o si la emoción constituye cualquier parte de la religión entonces, Cristo estaba con frecuencia en pecado, puesto que no exhibió ningún entusiasmo más que los otros hombres. Aquellos que mantienen este sentimiento, entonces, pasan por alto el hecho que la religión consiste en benevolencia y esa emoción no es parte de ella.

10. No implica el mismo grado o fuerza de amor que pueda haberse ejercido si nunca hubiéramos pecado. No hay santo en el cielo que haga eso, y la ley no requiere tal cosa. Sólo nos requiere ejercer toda la fuerza que tenemos.

11. No requiere una tensión constante o esfuerzo severo de la mente.

12. Ni implica un estado de mente del cual no podamos estar seguros por la conciencia. Sería ciertamente una legislación extraña que deba requerir tal estado misterioso e intangible de la mente como ése. La verdad es que es naturalmente imposible que tal estado debe requerirse por una ley inteligible. En efecto, ¿cómo podría uno arrepentirse, o saber si lo hizo, bajo tal requerimiento o realizar cualquier otro deber?

III. Lo que está implicado en ella.

1. Implica obediencia presente a la ley de Dios, esto es, benevolencia. La benevolencia consiste en considerar y tratar cada interés sabido según su valor relativo, y como he mostrado en conferencias anteriores, es una unidad--una elección simple--un elegir bien por su propia causa.

2. También hemos visto que las acciones corporales están conectadas y controladas por la voluntad para que el querer necesite acciones externas correspondientes. La santificación, por tanto, implica obediencia externa--una vida correcta. También, hemos visto que las emociones, los deseos y los pensamientos están conectados y controlados indirectamente por la voluntad. La santificación, por tanto, implica pensamientos, deseos y sentimientos, correspondientes al estado de la voluntad en tanto puedan ser regulados por ella. Algunos tienen menos control sobre su atención, y consecuentemente sobre los pensamientos, las emociones, que otros, pero lo que es posible para alguno, puede hacerlo voluntariamente, y nada más allá de eso es obligatorio.

3. Implica una intención honesta para promover la gloria de Dios, y el bien más elevado de ser, a la extensión plena de nuestra habilidad. Tal intención necesariamente abraza los siguientes elementos:

(1) Es desinteresada. Escoge el bienestar universal por su propia causa.

(2) Es imparcial con respecto a todos los intereses, sean de amigos o enemigos, rico o pobre, esclavo o libre, esto es, de acuerdo exactamente a su valor percibido.

(3) Abraza todo el tiempo futuro con el presente.

(4) Es suprema a Dios porque su felicidad es el bien supremo.

(5) Es igual para los hombres.

Ahora, si dejan uno de esos elementos, ya no más es virtud.

4. Hemos visto que la intención, o la elección de un fin, necesita la adopción de medios correspondientes; por tanto, la santificación implica la elección de los medios apropiados para el bien universal de ser.

5. Implica juicios amorosos--éstos son los resultados naturales de la benevolencia. El amor "no piensa el mal". Cuando ven a una persona hacer juicios duros y severos, por lo menos tienen razón de temer que no está santificada.

6. Implica tranquilidad. Mi "paz os dejo", dijo Cristo.

7. Gozo en Dios.

8. Ausencia de condenación. "Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús".

9. Fe implícita. El alma santificada realmente cree en tanto entiende la verdad de Dios.

10. Deleite en todas las ordenanzas y deberes de la religión en tanto son entendidos.

11. Un temperamento compasivo, y cuando es visto que las personas no tienen ese espíritu, pueden saber que no están santificadas.

12. La ausencia de todo egoísmo. El egoísmo, en cualquier grado, es inconsistente con la santificación.

13. Confianza implícita y universal en Cristo para apoyo y ayuda. No pueden permanecer más obedientes de lo que recuerden dónde está su fortaleza.

14. La propiedad de todo lo que somos y tenemos completamente a la disposición divina. La santificación debe incluir todo esto, completamente a la luz poseída de cada individuo.

IV. Lo que se intenta por la santificación de cuerpo, alma y espíritu.

1. Por el lenguaje "cuerpo, alma y espíritu" entendemos todo el ser, y lo que se intenta es la sujeción perfecta de todos los apetitos y propensiones al control total de la voluntad de Dios. Algunos apetitos y propensiones se originan en el cuerpo, y algunos en la mente, pero todos deben ser controlados en referencia al bien supremo de ser.

2. Se intenta en este lenguaje el desarrollo armonioso de la sensibilidad para que responda a todas las verdades y relaciones percibidas. En mi sermón sobre la guerra cristiana, hablé del desarrollo monstruoso de la sensibilidad, y la influencia que tiene sobre la voluntad en la dirección en la que se desarrolla. Subrayé que un equilibrio perfecto de todas sus susceptibilidades grandemente reduciría la fuerza de la tentación. Cada uno sabe cuán contundentemente los apetitos y las propensiones se despiertan y claman por indulgencia. Ahora, aunque ni la santidad, ni el pecado, pertenecen a éstos, en sí mismos, pero vastamente serían favorables a la virtud si fuesen llevados a una sujeción armoniosa a la ley de la razón. Aquí déjenme decir que ninguna influencia física se ejerce en la mente o el cuerpo por el Espíritu para cambiar la sensibilidad. La madre, cuya sensibilidad se desarrolla por la pérdida de su hijo, no es llevada a ese estado por cualquier influencia física, ni se necesita tal influencia para asegurar tales efectos. Dejen que los pecadores vean el amor de Cristo en su relación real con ellos mismos, que está directamente adaptado para encender sus emociones. Es el oficio del Espíritu tomar las cosas de Cristo, y mostrar a ellos, y así asegurar el resultado. Esto de hecho se lleva a cabo en los cristianos. Para ser santificados, entonces, es tener no sólo la voluntad consagrada a Dios, sino la sensibilidad llevada a una acción armoniosa bajo el control de la voluntad.

V. Lo que no está implicado en la santificación del cuerpo, alma y espíritu.

1. No está implicado que los apetitos constitucionales, las pasiones y las propensiones, estén extintos. Ciertamente no estaban en el Señor Jesucristo, y quien suponga esto necesario para la santificación no ha considerado bien el asunto. Sin su existencia continua, debemos ser incapaces de cualquier acción moral cual sea.

2. Ni que su naturaleza esté tan cambiada que exclusivamente impelerá la voluntad a obedecer la ley de la razón. Pertenece a su misma naturaleza, cada una para buscar su objeto apropiado por su propia causa. Por ejemplo, el apetito por la comida busca alimento, no la gloria de Dios, pero por su propia causa. Lo mismo es con otros apetitos y deseos del alma. Cada uno está ciego a todo lo demás que su propio objeto, y busca eso por su propia causa. Decir entonces que deben cambiar para impeler sólo en la mente en la dirección correcta es decir que su misma naturaleza debe ser cambiada. Cada uno, naturalmente, impele la voluntad para buscar su objeto por su propia causa, y está la providencia de la razón para dar dirección a su ceguera, y de la voluntad para gratificarlos en sujeción estricta a la ley que la razón prescribe.

3. Ni que ellos estén tan suprimidos o aniquilados como para no estar en ningún grado de una tentación. No fue así en Eva, pues ella se sintió bajo la tentación presentada por su apetito por la comida, y no necesitamos esperar siempre entrar en un estado así.

VI. Lo que está implicado en ella.

1. Que estas propensiones están todas armoniosamente desarrolladas de acuerdo con la luz disfrutada, y…

2. Que se vuelven fácilmente controladas por la voluntad, como en la persona de Cristo.

VII. Qué logros los cristianos no pueden esperar en esta vida.

1. No pueden esperar estar por encima de lo que Cristo fue. Es suficiente para el siervo ser como su amo.

2. Desde luego, no pueden esperar razonablemente ir más allá de un estado de guerra. Cristo tenía una guerra, no con el pecado, ni con la conciencia, pues sería absurdo llamar esto guerra cristiana, sino con la tentación, y nadie negará que estaba enteramente santificado. Y aquí deseo observar un hecho muy singular. Aquellos que niegan esta doctrina dicen que, si los cristianos fueran perfectos, no tendrían ninguna lucha, pero ¿de dónde sacaron esas ideas? No de la Biblia, pues no hay ningún pasaje en ella, que yo sepa, que enseñe tal cosa.

3. No pueden esperar ir más allá de la necesidad y capacidad de crecimiento en gracia. Quiero decir crecimiento en grado, no en tipo. Sin duda creceremos en gracia para la eternidad. La Biblia dice que Cristo creció en el favor de Dios, es decir, gracia, y lo mismo cada cristiano.

4. No pueden esperar ir más allá de la posibilidad o responsabilidad de pecar. Esto sería ir más allá de la posibilidad de obediencia, y dejar de ser un agente moral.

5. Ni pueden esperar llegar tan lejos como para no necesitar el medio de la gracia. Deben, por necesidad, necesitar la asistencia del Espíritu, las ordenanzas, la oración, y el Día del Señor. Negar esto es absurdo. Mientras la naturaleza humana permanezca lo que es, debe necesitar los medios de gracia tanto como se necesita el alimento o la luz, o cualquier cosa que sea indispensable para el bienestar. Dios nunca hace mentes santas por fuerza física, sino por medios; por tanto, los medios siempre serán necesarios. ¿Acaso no los usó Cristo?

VIII. Qué logros pueden razonablemente esperar para hacerse en esta vida.

1. Dios no requiere, y no puede razonablemente requerir, imposibilidades de los agentes morales.

2. Es razonablemente, entonces, pensar que podemos hacer lo que él requiera de nosotros, y esperar hacerlo. Nuestra habilidad para acatarse a sus requerimientos está implicada tan fuertemente como posible en el mandamiento en sí. Si no, no puede ser de ninguna fuerza obligatoria sobre nosotros.

3. Dios no puede mentir. Es, por tanto, razonable esperar recibir cualquier medida de gracia, que él ha expresamente prometido. Es desconfiar de Dios no esperar esa gracia.

4. Dios nos ha ordenado obedecer su ley, y debemos tener la intención obedecerla, o no somos cristianos, pero no podemos tener la intención de obedecerla a menos que la consideremos posible; esto es naturalmente imposible. Apelo a cada oidor. ¿Pueden acaso tener la intención de rendir obediencia de corazón a lo que consideran imposible? No podemos tener la intención de obedecer a menos que creamos posible obedecer el espíritu de la ley. Podemos, por tanto, razonablemente esperar guardar la ley.

5. El primer versículo en este texto es la oración de un apóstol inspirado, por la santificación en esta vida de todo el cuerpo, alma y espíritu de cristianos, y que puedan ser preservados en ese estado, sin culpa, para la venida del Señor Jesucristo. Ahora, si ésta es una oración inspirada, revela la voluntad de Dios sobre este tema. Se admite que incluye todo lo que he dicho; esto es, santificación en el sentido más alto. Ahora observen, se añade "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará". Es razonable, entonces, esperar este cumplimiento.

6. Pero a esto se objeta, que, aunque es cierto que eso, y las promesas similares, realmente garantiza gracia suficiente para asegurar este resultado, sin embargo, como están condicionadas sobre la fe, es irrazonable para nosotros que esperemos hacer uso de ellas, a menos que otros lo hayan hecho antes que nosotros. Y en confirmación, ustedes son señalados para los grandes y buenos hombres, quienes han vivido en distintos periodos de la Iglesia, y dicho que ellos no la han logrado. Desisto, por el momento, de responder a esta objeción y pasar a hacer varias observaciones.

OBSERVACIONES.

1. Esto debe ser una pregunta importante. Me he sorprendido muchísimo que esta doctrina ha sido llamada un pasatiempo. ¡Qué! ¿Acaso es la doctrina fundamental del grado de santidad obtenible en esta vida se llame un pasatiempo? Si así es, entonces el pasatiempo del universo, y Dios, y cada ángel está intensamente interesado en asegurar su éxito.

2. Debemos basarnos en un patrón. Si le dicen al pecador que se arrepienta, ustedes le muestran el patrón al que debe él sujetarse, e incluso si negara que alguno de hecho se había arrepentido, ustedes aún insistirían que es su deber, ya sea que otro lo hubiera hecho o no, y también, que, si no se arrepiente, no puede ser salvo.

3. Los cristianos deben tener como objetivo algún patrón, pero no pueden tener como objetivo cualquier estado que consideren imposible, mejor que tengan como objetivo volar. Cuán esencial, entonces, que debamos estar seguros lo que es el verdadero patrón y sostenerlo ante ellos.

Hemos visto que el pecado consiste en escoger la gratificación de uno mismo como el fin supremo, y que la santidad, por el contrario, consiste en elegir supremamente la gloria de Dios y el bien de su universo. También, hemos visto que ellos no pueden coexistir en la misma mente--que mientras la voluntad o el corazón esté bien, que nada puede, por el momento, ser moralmente malo; por otro lado, mientras el corazón esté mal, todo está mal; esto es, está totalmente depravado. La única pregunta entonces es ¿podemos razonablemente esperar permanecer en ese estado? Digo se supone que esta expectativa iba a ser irracional a menos que otros pudieran ser señalados como ejemplos, pero si nadie ha aprovechado estas promesas, se deduce que nadie nunca lo hará; al contrario, el estado progresivo del mundo, y la naturaleza progresiva de la religión, garantizan y demandan la creencia que las generaciones futuras harán indefinidamente logros más elevados que el pasado. La edad de oro no se ha ido; aquellos que lo creen no han considerado bien el asunto. Si alguno compara el tiempo de los apóstoles con el presente, y considera todas las características de ambos, verán, que en general, la familia humana ha hecho gran progreso. Hay un error radical en la costumbre de hacia ver atrás, en vez de hacia adelante, por la edad de oro, la noción común que el mundo está en su ancianidad es exactamente el reverso de la verdad. Cada era sucesiva es marcada por un avance decidido en ciencia, arte, filosofía y civilización; y esto está en concordancia exacta con todo el tenor de la profecía, que garantiza y demanda la expectativa de logros vastamente más elevados, en el futuro, que de lo que hayan hecho. La reforma de abstinencia de bebidas alcohólicas muestra que ahora es común para los alcohólicos hacer logros, que antes se consideraban casi imposibles. ¿Quién no ha presenciado al Washingtoniano, casi obrando milagros, para sacar al alcohólico de la miseria? ¿Acaso acabaremos con la esperanza con respecto a la Iglesia, y haremos una excepción para el progreso del mundo?

4. Uno de los obstáculos más grandes en la manera de mejoramiento físico y moral es la existencia de opiniones y expectativas falsas en consideración al grado de elevación, al cual Dios desea llevar a la humanidad en este mundo. He examinado la teoría del señor Miller, y estoy persuadido que lo que espera que vendrá después del juicio, vendrá antes. Lean el capítulo 65 de Isaías. El profeta ahí habla del avance que se va a hacer, como la creación de nuevos cielos y una nueva tierra. La razón que los hombres tienen muy poca idea de lo que intenta en tales predicciones es que tienen unas posturas débiles de la gracia de Dios. Si el mundo va a ser convertido al patrón presente, es cierto que tales predicciones no pueden representar su estado. ¿Qué está soñando la Iglesia si no puede ver la necesidad de un patrón más elevado? El hombre que no puede ver eso es como un filósofo pobre como es un cristiano. Pues, hermanos ¿qué aprovecharía si todo el mundo se convirtiera al patrón de la religión presente?

5. Supongan esta promesa había sido leída para aquellos que les fue dada, ¿cómo entonces la han creído, sobre la teoría que no esperarían logros más elevados en el futuro que ellos entonces presenciaron. ¿Por qué habían dicho, el mundo nunca será convertido, porque nunca lo ha sido, no fue hecho en los días de los apóstoles, ni en ningún tiempo desde entonces, y vamos a esperar lograr lo que nunca se ha logrado? Supongan, más allá, los ministros se ocuparan en señalar el pasado para probar que el mundo nunca puede ser convertido. Pues, dirían la Iglesia nunca ha convertido al mundo, y, por tanto, nunca lo hará. Deben estarse ustedes enorgulleciendo, si creen que haremos más de lo que han hecho hombres buenos antes de nosotros. Y entonces, supongan que van al pasado y encuentran todo el fanatismo, entusiasmo y extravagancias de las cruzadas, y otros intentos para propagar el cristianismo, y en vez de señalar los males para prevenir a la iglesia contra cosas similares en el futuro, como debe ser, empiezan a protegerse de cualquier intento de convertir al mundo ahora. ¿Qué pensarían de todo eso? Justamente sería considerado como ridículo, y, sin embargo, esto es exactamente el curso adoptado con respecto a la doctrina de la santificación. El hecho que las promesas no han sido consideradas como que signifiquen mucho, suficientemente da cuenta del hecho que en la experiencia de los cristianos no se ha generalmente dado cuenta.

6. Negar la razonabilidad de esta expectativa es poner una piedra de tropiezo a la Iglesia. Supongan que deben exhortar a los pecadores que se arrepientan, y entonces les dicen que no pueden, ni con su propia fuerza, ni con cualquier gracia recibida. ¿Qué más sería eso que una piedra de tropiezo, sobre la cual, si les creen, tropezarían hacia el infierno? Entonces, decirle a los cristianos que deben santificarse y que es obtenible, pero que nadie puede lograrlo en esta vida, es esa manera de prevenirlos de lograrlo. Si creen ellos tal instrucción, ciertamente prevendrá su progreso spiritual, como un grito general contra las misiones prevendría la conversión del mundo.

7. Pero si esta expectativa es irrazonable, ¿qué es razonable? ¿Qué podemos esperar? ¿Qué tan alto podemos ir? ¿Quién puede saber? ¿Quién señalará el patrón definitivo?

8. Las dudas en cuanto a la verdad de la postura que he mantenido surgen de:

(1) Una filosofía de depravación y santidad. Cuando los hombres hacen que la santidad consista en emociones en vez de benevolencia, pasan por alto la mera naturaleza de la virtud y se diluyen como un asunto de rutina.

(2) Incredulidad. Nuestras opiniones sobre tales preguntas deben depender de nuestra fe y un estado de nuestros corazones.

(3) Una experiencia cristiana radicalmente defectiva, o más bien, no haber tenido ninguna más experiencia legal.

(4) Pasar por alto la plenitud de la provisión del evangelio.

(5) Confundirla con perfeccionismo antinomiano.

(6) Posturas falsas con respecto a lo que constituye santificación completa. Muchos dicen que la Biblia representa la guerra cristiana como continua hasta la muerte, y que esta guerra consiste en pelear con el pecado. Ahora, ¿de dónde aprenden eso? No de la Biblia. La Biblia ciertamente representa la guerra cristiana como continua hasta la muerte, pero nunca la representa como que consiste en pelear con el pecado. ¿Qué es pecado? Pues, el pecado es un corazón, querer, o elección, contrario a la voluntad de Dios. Pelear con pecado entonces sería pelear con nuestra elección presente o estado voluntario de la mente--una elección guerreando contra sí misma--esto es absurdo. La guerra cristiana consiste en guerrear con la tentación, no con el pecado. Dicen que a los cristianos se les orden crecer en gracia, y si llegan alguna vez a la perfección, el progreso termina. Entonces, así ponen a un hombre de paja y entonces pelean con él.

9. Ésta es una pregunta seria para todos los cristianos y no puedo decir cómo me siento cuando oigo a los profesantes de religión decir que no pueden dar tiempo para su examinación. Me dijo no hace mucho un profesante de religión: "no puedo tomarme el tiempo para examinar ese asunto", y sin embargo tenía los malentendidos más extraños con respecto a eso. Es suficiente para hacer a uno llorar lágrimas de sangre para ver la oscuridad que prevalece, y sin embargo la apatía e indisposición para indagar. Amados, sepamos la verdad que nos puede hacer libres. Rindámonos a las enseñanzas del Espíritu, para que seamos santificados por completo, y "guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo".  

 

 

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