LA VERDAD DEL EVANGELIO

 LA SANTIDAD DE LOS CRISTIANOS EN LA VIDA PRESENTE

 

The Oberlin Evangelist

15 de marzo de 1843

 

 

Conferencia por el profesor Finney.

Reportada para el Evangelist por el Rev. S.D. Cochran.

  #6

 
VISITIÉNDONOS DE CRISTO

'Vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis caso de la carne en sus deseos.' -- Ro. 13:14 (RVA).

 

Es mi propósito mostrar,

I. LO QUE SE INTENTA POR ESTE MANDAMIENTO.

II. LO QUE ESTÁ IMPLICADO EN OBEDECERLO.

III. ALGUNAS CONDICIONES ESENCIALES DE LA OBEDIENCIA A ÉL.

IV. LA OBLIGACIÓN DE OBEDECER ESTE MANDAMIENTO ES UNIVERSAL.

V. LA OBEDIENCIA A LOS REQUERIMIENTOS DE ESTE TEXTO ES NATURALMENTE INDISPENSABLE PARA LA SALVACIÓN.

VI. ALGUNAS CONSECUENCIAS POR OBEDECER ESTE REQUERIMIENTO.

VII. LAS CONSECUENCIAS POR DESOBEDECERLO.  

 

I. Lo que se intenta por este mandamiento.

Observo que la idea es tomada del arte dramático; "ponerse una persona" es asumir su carácter y peculiaridades, como un acto hace en el escenario. Este mandamiento, por tanto, ordena la imitación de Cristo como los actores imitan aquellos a quienes representan.

II. Lo que está implicado en obedecer este mandamiento.

1. Implica quitarse el egoísmo. Cristo no era egoísta. El egoísmo es la preferencia de la gratificación de uno mismo, a la voluntad de Dios, y al bien del universo, y Cristo nunca hizo eso. El apóstol añade: "y no hagáis caso de la carne en sus deseos." Aquí, contrasta "vestíos del señor Jesucristo" y "y no hagáis caso de la carne en sus deseos", lo cual es lo mismo que egoísmo. Pablo fue más filosófico que cualquier otro de los escritores sagrados, y utiliza el lenguaje "obras de la carne", "ocuparse de la carne", "designios de la carne", etc., para designar la naturaleza del pecado, pero toda la Biblia condena como malo la búsqueda de uno mismo e inconsistente con el verdadero servicio a Dios o imitación de Cristo.

2. Implica vivir por el mismo fin por el que Cristo vivió. ¿Cuál era su fin? No a la gratificación del yo, sino al bienestar del universo, y quien se vista de él debe adoptar el mismo fin.

3. Implica la misma singularidad de vista. El ojo de Cristo no fue doble, sino exclusivamente estaba dirigido a un fin, la gloria de Dios.

4. Implica esa simpatía con él, para engendrar una imitación de él. Una simpatía profunda es necesaria y naturalmente engendra imitación.

III. Algunas condiciones esenciales de la obediencia a este mandamiento.

1. El primer punto esencial es un estudio profundo e intenso de su carácter, hasta que el gran principio de su acción sea claramente percibido&emdash;la idea real del fin por el que vivió claramente se desarrolló. Las personas que intentan imitar a otros deben dar la atención más cercana. Esto es esencial para el éxito del actor teatral o cualquier otro artista. ¿Quién, cuando ve un retrato de West, y observa todos los matices delicados, no ha sido sorprendido con la atención profunda que el artista debió haber dado del tema? Un tono es más fuerte y otro más débil, exactamente exhibiendo la posición, forma de cada miembro, y las expresiones varias de semblante y actitud, apropiadas a las circunstancias de la persona representada. Ahora, con el fin de expresar estas cosas, por los colores en el lienzo, el artista debió haber estudiado muy intensamente. Así es con un buen actor. No solamente ejecuta y ensaya su parte como un niño de escuela lo hace en el escenario. No se pone de pie y lo hace recitando, sino busca representar su carácter en vestimenta, hábito, estilo, modo y en todo, y en esto consiste la perfección del arte dramático. Ahora, el Apóstol nos manda así de vestirnos de Cristo&emdash;imitarlo&emdash;para dar pensamiento intenso para llegar a la idea verdadera de su carácter, y entregar la mente enteramente al mismo fin, al que fue consagrado. Para disfrutar un poema, uno debe ponerse en el mismo estado de mente en el que estaba el autor cuando lo escribió. Entonces, al leerlo, el tono y modo naturalmente lo representarán. Ésta es la dificultad con muchos al leer himnos. Leen como si no aprehendieran el sentimiento y sin emoción. La razón es, ya sea que no tienen el espíritu de devoción, o no le han dado la atención al sentimiento del himno, pero para representar a Cristo debemos agarrar su espíritu y hacer nuestro su gran fin y meta. Entonces, actuaremos como él lo haría bajo circunstancias similares.

2. Otro punto esencial es que deben plenamente creer que mediante la gracia pueden vestirse de él. Mientras no crean que pueden, desde luego no pueden. Nadie puede intentar hacer lo que cree que no puede hacer. Es absurdo suponer lo contrario. Nadie intenta volar. ¿Por qué? Porque todos saben que no pueden. Podemos desear volar, mientras no creamos que podemos, pero intentarlo es imposible. Entonces, a menos que crean que pueden vestirse de Cristo, es completamente imposible que deban intentar hacerlo, y ésta es la gran razón por la que nunca de hecho nos vestimos de él.

3. Debemos, por tanto, no sólo completamente creer que pueden, sino deben de hecho intentar vestirse de Cristo&emdash;para hacer que él sea todo su ejemplo. A menos que se intente, nunca se hará por accidente.

4. Debemos estar completamente preparados para hacer cualquier sacrificio&emdash;deben contar el costo, y decidirse para hacer frente a los gastos necesarios para el logro de este fin. Deben hacer cualquier sacrificio de amistades, propiedad, crédito, que se ponga en el camino. El Señor Jesucristo enseña eso, y advierte a las personas de no hacer ellos mismos el ridículo por empezar a construir sin poder terminar. La verdad es, si las personas no se deciden para el sacrificio absoluto de aquello que obstaculice su pleno vestir de Cristo, no se han agarrado del primer principio de religión.

5. Deben darse cuenta de la importancia de hacer eso. Supongan a un dramaturgo que escribe una obra de teatro admirable, adaptada poderosamente para despertar la atención, y levanta las pasiones de los espectadores durante su exhibición, pero los actores se preparan pobremente y así actúan pobremente, tan perfectamente para representarlo mal. Es fácil ver cómo dañarían el crédito del autor y la obra. Entonces, las personas que no se visten plenamente del Señor Jesucristo, mientras profesan ser sus seguidores, le están haciendo a él, y a su causa, el daño más grande del que son capaces. Deben entonces darse cuenta de la importancia infinita de representarlo plenamente.

6. Otra condición de vestirse de Cristo es que deben mantener una interacción constante con él. Deben tener comunión con él en oración sin cesar. ¿Quién no sabe que un actor necesita embeberse y estar en contacto con el espíritu del autor profundamente, si verdaderamente lo representa? Debe tener el estado mental del autor; en suma, debe "vestirse" del escritor. Si no lo hace, no lo representará. Así, debe haber comunión constante con el Espíritu de Cristo a fin de vestirse de él y actuar como él lo haría.

7. No deben descansar mientras haya cualquier pecado sin confesar y sin arrepentir entre el alma de ustedes y él. Deben mantener un medio claro. Explicaré lo que quiero decir. Ustedes han visto a dos amigos que han estado de acuerdo por mucho tiempo, y han tomado juntos un dulce consejo, pero poco a poco se mete una pequeña diferencia entre ellos&emdash;un poco de niebla comienza a oscurecer el medio, y ahora, cuando se reúnen, empiezan a verlo en el ojo y semblanza; hay algo de agitación en su modo, y a menos que sea inmediatamente removida, aumentará hasta que finalmente se darán el uno al otro la espalda. Lo mismo con los esposos; cuán cuidadosos deben ser para mantener un medio claro de interacción mental. Supongan que un esposo ha lastimado a su esposa. Ahora, si es un hombre con sensibilidad, no puede estar tranquilo; va a orar, recuerda la herida que ha hecho, no puede orar más; se levanta y va y confiesa a su esposa el daño que le ha hecho. La nube ha sido ahora removida del medio, y está él feliz. Lo mismo con el cristiano. Si ha lastimado a Cristo y sus tiernos sentimientos, no puede tener más comunión con él hasta que se haya arrepentido y confesado sus faltas, y los suspiros tiernos de amor mutuo se restaurarán de nuevo.

8. Deben dejar toda dependencia de uno mismo. Mientras dependan de ustedes mismos, no verán ninguna necesidad de vestirse de Cristo.

9. Deben aprovecharse de sus preciosas y grandísimas promesas. Deben darse cuenta para qué son dadas las promesas, y que son dadas a ustedes personalmente. El Apóstol Pedro dice: "por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia". El diseño de las promesas es entonces engendrar en nosotros una semejanza universal al Señor Jesucristo. Ahora, una promesa es no es buena a menos que se cumpla. Diez mil promesas similares no serían útiles al igual que una chequera dada a un pobre, por el señor Astor, que lleva consigo a todas partes y nunca usa.

IV. La obligación para obedecer este mandamiento es universal.

1. Por esto no se intenta que todos van a hacer exactamente las mismas cosas que Cristo hizo, pues nadie está, en todos los aspectos, en las mismas circunstancias. Como las circunstancias varían, los deberes externos difieren. Cristo practicó el celibato, y en las circunstancias en las que fue puesto, éste fue su deber, pero nunca podría ser el deber de la humanidad, generalmente para imitarlo en este aspecto, y en muchas otras cosas.

2. Pero se intenta que todos estén obligados a hacer como él hizo, en tanto sus circunstancias sean las mismas que van a hacer lo que ellos suponen que él haría, si estuviera en las circunstancias de ellos; por ejemplo, si fuera un padre, un comerciante, un mecánico, un abogado, o un ciudadano. En su vida temprana, él fue carpintero y trabajó con su papá en su oficio. Que un carpintero haga estas preguntas: "¿Qué clase de carpintero fue Jesucristo? ¿Qué tan honesto fue? ¿Cómo hizo su trabajo? ¿Cómo se asoció y comunicó con sus compañeros de trabajo?" Ahora sólo eso, lo que ustedes lo suponen que era, ustedes van a ser. Supongan que el Señor Jesucristo fue comerciante, ¿sobre qué principios conduciría su negocio? O, si fuera doctor, ¿cómo ejercería? ¿Evitaría visitar a los pobres y buscaría ejercer su profesión entre los ricos?

3. Van a considerar cómo actuaría él en las circunstancias de ustedes y harían como creen que haría él. Cuán importante para un ministro del evangelio es inquirir qué clase de pastor sería Cristo si estuviera en las circunstancias de él, y lo mismo con los demás, por la misma razón. Si Cristo fuera médico, ¿qué haría? ¿Trataría de rechazar a los clientes pobres y aceptar a los ricos? ¿Acaso diría, cuando un pobre viniera pidiendo su ayuda, "no tendré mucho dinero por esto? Por tanto, ¿no me importa si lo atiendo o no"? Ahora, queridos hermanos, en esta congregación, quienes son médicos, ¿son como creen que Cristo sería, tomando en cuenta la diferencia de las circunstancias? Entonces, pueden tomar cualquier ocupación, incluso la más baja, pues ninguno que es honesto, es muy bajo para prohibir la suposición, de su ser en circunstancias similares. Fue con un diseño para ilustrar esto, que él lavó los pies de sus discípulos. En el oriente se usan sandalias, que se exponen los pies a arenas calientes, y era costumbre para el sirviente más bajo de la casa de esperar a la puerta con agua para lavar los pies de las visitas. Ahora, el Salvador hizo eso para inculcar la lección de la humildad de corazón, y mostrar el espíritu con el que deben realizarse los deberes de la vida. Cual sea la condición de ustedes, cual sea la suposición de ustedes que Cristo estaría en el lugar de ustedes, sólo eso, deben ser. Y es una pregunta importante, para todos, "¿Seguiría Cristo mi llamado si estuviera en mis circunstancias? ¿Y lo seguiría él como yo haría?"

4. El que sea un deber universal de vestirse de Cristo es evidente por los siguientes hechos&emdash;que precisamente es eso&emdash;que todos pueden hacerlo por su gracia&emdash;que la razón universal lo demanda&emdash;que es esencial para el bien del universo, y que los pecadores son tan realmente mandados a hacerlo como los santos.

V. La obediencia al requerimiento de este texto es naturalmente indispensable para salvación.

1. No se intenta por esto que nadie pueda ser salvo que no siempre haya hecho eso.

2. Pero, hasta donde se extienda su conocimiento, ellos van a vestirse de él y vivir dedicados al mismo fin.

(1.) Porque todo lo demás que no sea eso es pecado.

(2.) Nada que no intente ser eso o hacer, lo que él sería, o hacer, con nuestra luz, y nuestras circunstancias, puede ser aceptable a Dios&emdash;"No podéis servir a Dios y a las riquezas". ¿Qué quiere decir eso? No que no puedan servir a Dios en un momento y a las riquezas en otro, sino que deben estar enteramente dedicados a uno o al otro, y no pueden servir a ambos al mismo tiempo.

(3.) La benevolencia es una unidad y siempre se manifestará a sí misma igual en todo hasta donde las circunstancias de ellos sean similares.

(4.) Cristo no fue más que virtuoso y ustedes no deben ser menos, o no podrán ser salvos. Con frecuencia, he sido asombrado que la gente habla como si Cristo hizo algo más que su deber y realizó obras de supererogación, como si tal cosa fuera posible. El deber es lo que requiere la benevolencia. Ahora, si Cristo debe hacer más de lo que requiere la benevolencia, no puede ser benevolencia ni deber, y consecuentemente tampoco virtud. Preguntaría: ¿acaso Dios al hacer la expiación fue más benevolente de lo que debía ser? Si así fue, no fue virtuoso en ella. La verdad es que la gente está en oscuridad en este tema. Ningún ser en el universo puede realizar obras de supererogación, pues cada uno se le requiere cumplir todo su deber. Cristo fue perfectamente benevolente y eso fue su deber y ustedes deben ser así si se visten de él.

(5.) Deben ser como él o nunca pueden estar con él.

VI. Algunas de las consecuencias por obedecer este requerimiento.

Y aquí deseo ser excesivamente honesto, y no retener nada. Con frecuencia, he recalcado cuánto el Señor Jesucristo difirió de muchos que se dispusieron como reformadores. Con frecuencia, presionaba a sus oidores hasta que casi todos ellos lo abandonarían. Una vez que todos los dejaron excepto sus doce discípulos, se volvió a ellos y les dijo: "¿Queréis acaso iros también vosotros?", implicando que preferiría perderlos que retener la verdad. Y no debemos predicar un Cristo falso, o tendrán la librea del cielo y el temperamento del mundo.

1. La primera consecuencia que menciono es que tendrán mucha oposición. No pueden esperar mejor uso que el que Cristo recibió. "Bástale al discípulo ser como su maestro".

2. Pueden esperar grandes pruebas. Esto es una herencia de todos que viven piadosamente en Cristo Jesús. Vean a Pablo. Mientras fue fariseo, iba como miel sobre hojuelas. Los vientos del favor popular impulsaron sus velas, pero cuando se volvió predicador de la cruz, ¡ah!, entonces supo lo que era ir en contra de viento y marea.

3. Los hombres les acusarán de tener un espíritu malo. Siempre han traído estos cargos contra los verdaderos seguidores de Cristo, y especialmente contra Cristo mismo. Dijo él tanto sobre los maestros, credos y tradiciones, y les reprendió tan claramente que finalmente lo juzgaron y ejecutaron como un blasfemo.

4. Necesitarán gran mansedumbre y al mismo tiempo gran decisión de carácter. Sin ambas de estas cualidades, no pueden soportar el choque de un mundo contra ustedes.

5. Estarán sujetos a mucho malentendido. Los hombres no los entenderán. Muchos se preguntan por qué los cristianos son tan malentendidos, pero no es todo maravilloso. ¿Quién fue más malentendido que Cristo? El simple hecho es que una mente egoísta no entiende el principio sobre el que un verdadero cristiano actúa.

6. Si son malentendidos, desde luego serán tergiversados. Esto deben esperar.

7. Esto los llevará a la pérdida de muchas amistades. Creerán que son extravagantes, extremistas y que llevan los asuntos demasiado lejos. Y cada nuevo paso que tomen, ustedes verán una caída adicional. No caminarán con ustedes, pero todas las consecuencias no son malas, pues…

8. Heredarán su tranquilidad; y esto vale más que todo lo que el mundo pueda dar. Dormirán tan dulcemente, comerán con deleite, y disfrutarán horas apacibles, como si tuvieran todo el favor del mundo. Las personas a menudo se preguntan si los tales no son infelices. Respondo que no. Son las únicas personas que saben lo que es la verdadera felicidad.

9. Su gozo se cumplirá en ustedes. Ésta es su promesa y sus seguidores verdaderos simpatizarán con él en todos los gozos que tuvo.

10. Compartirán su gloria en ser el representante del Dios verdadero. "La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado". Cristo fue enviado para revelar el verdadero carácter de Dios. Tomó la ley que estaba en tablas de piedra y la llevó a cabo; así, mostró a la humanidad lo que era Dios. Sin una manifestación así, como fue hecho de ese modo de su verdadero carácter, los hombres debieron haber siempre permanecido en ignorancia. ¿Qué es Dios? Un espíritu glorioso, infinito e invisible, recostándose en el regazo de la eternidad, donde ningún ojo puede alcanzar. ¿Qué mente finita podría comprenderle? Debe revelarse él mismo, y para este fin, concentró su gloria en Cristo, y lo envió entre la humanidad. Todos, entonces, que se visten del Señor Jesucristo, compartirán esta gloria con él, de hacerle saber al mundo del verdadero carácter de Dios.

11. Podrán decir, con Pablo, "para mí el vivir es Cristo". El Apóstol parece haber tenido esta idea en su mente, que Cristo vivió su vida una vez más en él. Del mismo modo será con ustedes. Cristo renueva su vida en sus seguidores verdaderos.

12. Podrán decir desde su propia conciencia, como Juan dice: "Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo".

13. Serán felices en el grado más elevado del cual son capaces en esta vida. Y no serán menos útiles de lo que son felices.

VII. Las consecuencias por desobedecer este requerimiento.

1. Si son profesantes de religión, serán hipócritas, y la gente lo sabrá. Hay, quizá, algunos que son exitosos en mantener una máscara, pero la mayoría se traiciona a sí misma tarde o temprano, y es conocida por su verdadero carácter.

2. No habrá tranquilidad.

3. Serán justamente despreciables. Todo el amor para ver que los hombres vivan de su profesión y clamen naturalmente contra la hipocresía

4. Arruinarán su alma y harán lo posible para arruinar a otros.

5. Traerán sobre sí mismos abominación sin fin de todos los seres en el universo, tanto bueno y malo.

OBSERVACIONES.

1. Profesantes inconsistentes a veces ganan el aplauso vacío de los insensatos e impíos.

2. Pero nunca ganan el respeto sólido de cualquier clase por ningún tiempo considerable. En vez de eso, pierden realmente, pues tan pronto su carácter verdadero aparece, la humanidad no puede más que condenar y aborrecerlos. La carencia interna de confianza en tales profesantes es con frecuencia exhibida en una hora de prueba. Un hecho relacionado en mi audiencia con un ministro metodista hizo una profunda impresión en mi mente. Un rico en del sur que se había sentado bajo la predicación de un ministro mundano fue llevado enfermo y próximo a morir. Sus amigos le preguntaron si traían al ministro. Dijo que no. "No lo quiero ahora. Hemos estado juntos en la carrera de caballos". Le urgieron que enviara a alguien y mencionaron a varios, pero rechazó a todos; y por fin les dijo que llamaran a Tom, uno de sus hombres de color, pues dijo: "con frecuencia le he oído orar solo". Llegó Tom, puso su sombrero en la puerta y preguntó qué quería su amo. El moribundo dijo: "Tom, ¿oras? Sí, amo&emdash;en mi manera débil". "¿Podrías orar por tu amo moribundo?" "Lo intentaré", repitió él. "Ven aquí y ora por mí" Y Tom se acercó y derramó su alma a Dios por el moribundo. ¡Ah! El amo sabía, muy dentro de su alma, que su ministro no podría orar. El pobre Tom fue el hombre para orar.

3. Las vidas de muchos profesantes son una horrible farsa en el cristianismo. Satanás, parece ser, ha metido a éstos en la Iglesia para deshonrarla. Las personas que tienen un sentido fuerte del ridículo son con frecuencia tentadas a reír ante las nociones absurdas de la religión que algunos manifiestan. Parece que pensarían en preguntar cómo haría Cristo. A veces he visto a sirvientes en las familias donde han sido llamados al culto familiar, llegan agachados y se ponen juntos detrás de la puerta, lejos del círculo familiar. Me pregunto si así será en el cielo. En algunas familias sé que no es su deseo, sino la elección del sirviente, y desde luego no se les culpa. Desde que he estado aquí he visto a personas que toman sus sombreros y se salen de la casa cuando ven a gente de color que se sienta entre los blancos. Me pregunto si tales personas harían lo mismo en el cielo. Permítanme preguntar, ¿acaso no es esto lo opuesto del espíritu de Cristo? ¿Cómo Cristo trataría a los pobres esclavos y la gente de color si él estuviera en este país?

4. Vean la importancia de siempre tener en mente a la persona quien han tomado para representar y la parte que esperan actuar. Por ejemplo, todos pueden ver que un ministro en el púlpito y en todos lados debe tener esto en mente, y así debería, pero no más, realmente, que cualquier otro cristiano debería en su vocación.

5. Preguntemos si hemos representado a Cristo para dar a aquellos en nuestro derredor la idea verdadera de religión. Supongan que un ministro nunca deba preguntarse a sí mismo qué idea de religión su gente obtiene de él. Es fácil ver que no podría comunicar una idea definitiva de eso a su gente. Del mismo modo todo profesante debe hacer. Y ahora amados, ¿viven para dar la impresión de que la religión es benevolencia desinteresada? ¿Quién obtendrá la idea de ustedes? No hace mucho dijo un hombre, si la religión es benevolencia, sé de sólo un hombre en nuestra iglesia que parece ser religioso. ¿Cuántos conocen en esta ciudad? Lo demás no es religión--¿viven así? Si no, ¿qué será de nuestras almas?

6. Aquellos que no se visten de Cristo son los peores herejes. No hay herejía peor que una profesión falsa.

7. Profesantes inconsistentes son la más grande maldición al mundo que hay en él.

8. Los profesantes que no se han vestido de Cristo deben confesar a aquellos a su derredor e instantáneamente reformarse. Confiesen a su esposa, sus hijos, su iglesia, sus vecinos. ¿Lo harán?

9. Los pecadores están sin excusa y están tan obligados de vestirse de Cristo como los profesantes.

10. A menos que cada uno de nosotros, en su llamado, plenamente intente vestirse de Cristo, y lo tenga puesto, estaremos en camino al infierno. Si no somos lo que piensan que Cristo sería en el llamado de ustedes, no son cristianos. Cuán diferente es esto de la religión común. Todo lo que vemos es orgullo, rigidez, moda y muerte. Oh, hermanos, vistámonos del Señor Jesucristo y no hagamos "caso de la carne en sus deseos".

 

 

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