LA VERDAD DEL EVANGELIO

CONFERENCIAS SOBRE AVIVAMIENTOS DE RELIGIÓN

por el Rdo. CHARLES G. FINNEY

 

CONFERENCIA IV

LA ORACIÓN PREVALECIENTE

 

TEXTO. --La oración eficaz del justo puede mucho.--SANTIAGO 5:16.

La conferencia pasada trató principalmente de la confesión de pecado. Esta noche mis observaciones estarán en general dirigidas al tema de intercesión u oración. Hay dos tipos de medios requeridos para promover un avivamiento; uno para influir en los hombres; el otro para influir en Dios. La verdad se emplea para influir en los hombres, y la oración para mover a Dios. Cuando hablo de mover a Dios, no quiero decir que la mente de Dios sea cambiada en la oración, o que su disposición o carácter sea cambiado, sino que la oración produce un cambio tal en nosotros y cumple tales condiciones, ya que la presenta de forma consistente para Dios como no sería consistente para que él hiciera de otra manera. Cuando se arrepiente un pecador, el estado de la mente hace propicio para que Dios lo indulte a él. Dios siempre ha estado listo para perdonar con esa condición para que cuando el pecador cambie su mente hacia Dios, no requiera ningún cambio de sentimiento en Dios para perdonarlo. Es el arrepentimiento del pecador lo que hace apropiado su perdón, y es la ocasión del actuar de Dios como hace él. Así que cuando los cristianos ofrecen una oración eficaz, su estado mental lo presenta de manera apropiada para que Dios les conteste. Siempre estuvo listo para otorgar la bendición con la condición que sintieran ellos lo correcto y ofrecieran el tipo correcto de oración. Cuando este cambio toma lugar, y ofrecen el tipo correcto de oración, entonces Dios, sin ningún cambio en él mismo, puede contestarles. Cuando ofrecemos oración ferviente y eficaz por otros, el hecho de que ofrezcamos tales oraciones lo presenta de manera consistente para que él haga por lo que oramos, cuando de lo contrario no hubiera sido consistente.

La oración es un eslabón esencial en la cadena de causas que conducen a un avivamiento, tanto como lo es la verdad. Algunos celosamente han usado la verdad para convertir a los hombres con poco énfasis en la oración. Han predicado, hablado y distribuido folletos con gran celo, y entonces se han preguntado del poco éxito obtenido. Y la razón fue que olvidaron usar la otra parte de los medios, la oración eficaz. Pasaron por alto el hecho que la verdad por sí misma nunca producirá ningún efecto sin el Espíritu de Dios, y ese Espíritu es dado en respuesta a una oración esforzada.

A veces sucede que aquellos quienes están muy comprometidos en emplear la verdad son los que no están muy comprometidos en la oración. Esto es siempre triste, pues a menos que ellos, o alguien más, tengan el espíritu de oración, la oración en sí no hará nada más que endurecer a los hombres en impenitencia. Probablemente en el día del juicio se encontrará que nada es hecho por la verdad, usada tan celosamente, a menos que haya un espíritu de oración en alguna parte en conexión con la presentación de la verdad.

Otros yerran del otro lado. No es que enfaticen mucho en la oración, sino que pasan por alto el hecho que la oración puede ser ofrecida por siempre, por sí misma, y nada se hace porque los pecadores no son convertidos por contacto directo del Espíritu Santo, sino por la verdad, empleada como medio. Esperar la conversión de los pecadores por la oración sola, sin el empleo de la verdad, es tentar a Dios.

El tema del discurso de esta noche es...LA ORACIÓN PREVALECIENTE

I. Proponer mostrar lo que es oración eficaz o prevaleciente.

II. Establecer algunos de los atributos más esenciales de la oración prevaleciente.

III. Dar algunas razones por las que Dios requiere este tipo de oración.

IV. Mostrar que dicha oración aprovechará mucho.

 

I. Mostrar lo que es oración eficaz o prevaleciente.

1. La oración eficaz y prevaleciente no consiste meramente en deseos benevolentes. Los deseos benevolentes sin duda son agradables a Dios. Tales deseos permean el cielo y se encuentran en todos los seres santos, pero no son oración. Los hombres pueden tener estos deseos como los ángeles y los espíritus glorificados los tienen, pero esto no es oración eficaz y prevaleciente que se habla en el texto. La oración prevaleciente es algo más que eso.

2. La oración prevaleciente o eficaz es aquella oración que obtiene la bendición que se busca. Es aquella oración que eficazmente mueve a Dios. La mera idea de oración eficaz es que produce su objeto.

II. Estableceré algunos de los atributos más esenciales de la oración prevaleciente.

No puedo detallar plenamente todas las cosas que forman la oración prevaleciente, pero mencionaré algunas cosas que son esenciales a ella; algunas cosas que una persona debe hacer con el fin de prevalecer en oración.

1. Debe orar por un objeto definido. No necesita esperar ofrecer ese objeto si ora al azahar, sin un objeto único y definido. Debe tener un objeto definido ante su mente. Hablo ahora de una oración secreta. Muchas personas van a su lugar íntimo de oración porque deben decir sus oraciones. El tiempo ha llegado que están en el hábito de orar en la mañana, mediodía, o a la hora que sea del día. Y en vez de tener cualquier cosa qué decir, cualquier objeto definido ante su mente, caen de rodillas y oran por lo que pasa por sus mentes, porque todo lo que flota en su imaginación en ese momento, y cuando lo han hecho, no pueden decir casi ninguna palabra por lo que han estado orando. Esa no es oración eficaz. ¿Qué debemos pensar de alguien que trata de cambiar una legislatura y diga "ahora es invierno, y la asamblea legislativa está en sesión, y es tiempo de enviar nuestras peticiones", y que vaya a la asamblea y pida al azahar, sin ningún objeto definido? ¿Acaso creen que tales peticiones moverán la asamblea legislativa?

Una persona debe tener un objeto definido ante su mente. No puede orar eficazmente por una variedad de objetos a la vez. La mente de la persona está constituida de tal modo que no puede fijar sus deseos intensamente en muchas cosas al mismo tiempo. Todas las instancias de la oración eficaz registradas en la Biblia fueron de ese tipo. Cuando ven ustedes que una bendición buscada en oración era obtenida, encontrarán que la oración que fue ofrecida fue la oración por ese objeto definido.

2. La oración para que sea eficaz debe estar en concordancia con la voluntad revelada de Dios. Orar por cosas contrarias a la voluntad revelada de Dios es tentar a Dios. Hay tres formas en las que la voluntad de Dios se revela a los hombres para su guía en oración.

(1.) Por promesas expresas o predicciones en la Biblia que nos darán o harán ciertas cosas, sea por promesas expresas en relación a cosas particulares, o promesas en términos generales para que podamos aplicarlas a cosas particulares. Por ejemplo, hay una promesa: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá".

(2.) A veces Dios revela su voluntad por su providencia. Cuando aclara que tales y tales eventos van a acontecer, es tanta revelación como si la hubiese escrito en su palabra. Sería imposible revelar todo en la Biblia, pero Dios con frecuencia les aclara a aquellos que tienen discernimiento espiritual que es su voluntad conceder tales y tales bendiciones.

(3.) Por su espíritu. Cuando el pueblo de Dios no sabe por qué orar, grato para la voluntad de Dios, su Espíritu con frecuencia los instruye. Cuando no hay revelación en particular y la providencia no arroja luz, y no sabemos por qué orar como debiéramos, se nos dice expresamente "el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad" y "el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles". Mucho se ha dicho sobre el tema de la oración en fe por las cosas no reveladas. Se objeta que esa doctrina implica una nueva revelación. Respondo que, nueva o vieja, es la misma revelación que Jehová dice que hace. Es tan simple aquí como si ahora se revelara a través de una voz desde el cielo que el Espíritu de Dios ayuda al pueblo de Dios a orar de acuerdo con la voluntad de Dios, cuando ellos mismos saben por cuáles cosas orar. "Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" y lleva a cristianos a orar por aquellas cosas con gemidos indecibles. Cuando ni la palabra ni la providencia les faculta a decidir, entonces dejen que sean llenos con el Espíritu como Dios les manda que sean. Dice: "sed llenos del Espíritu". Y guiará su mente a tales cosas como Dios esté dispuesto a conceder.

3. Para orar eficazmente, deben orar con sumisión a la voluntad de Dios. No confundan sumisión con indiferencia. No son parecidas. Una vez supe de un individuo que llegó donde había un avivamiento. Era frío y no entraba al espíritu del avivamiento, y no tenía ningún espíritu de oración, y cuando oyó a los hermanos orar, fue sacudido ante el arrojo de ellos, y estuvo todo el tiempo insistiendo en la importancia de orar con sumisión; cuando era tan claro como cualquier otra cosa, que confundió él la sumisión con indiferencia.

Entonces de nuevo, no confundan la sumisión en oración con una confianza general que Dios hará lo que es correcto. Es apropiado tener la confianza que Dios hará lo que correcto en todas las cosas. Pero esto es diferente de la sumisión. Lo que quiero decir sobre sumisión en oración es el asentimiento en la voluntad revelada de Dios. Someterse a cualquier mandamiento de Dios para obedecerlo. Para algunos no es sumisión aquélla suponible o posible sino un decreto secreto de Dios. Someterse a cualquier dispensación de la providencia es imposible hasta que llega, pues nunca podemos saber cuál evento será hasta que acontezca. Tomen el caso de David con su hijo. Estaba acongojado, agonizaba en oración, y rehusaba ser consolado. Lo tomó tan serio, que cuando el niño murió, sus siervos temían decirle que su hijo había muerto por temor a que empeorara. Pero tan pronto supo que su hijo había muerto, hizo a un lado su dolor, se levantó, pidió alimento, comió y bebió como siempre. Mientras su hijo vivía aún, no sabía cuál era la voluntad de Dios, así que ayunó y oró diciendo: "¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño?" No sabía, solamente que su oración y agonía iban ser a lo que él recurriría, si el niño iba a vivir o no. Pensó que si se humillaba y suplicaba a Dios, quizá le perdonaría la desgracia. Pero tan pronto se mostró la voluntad de Dios, y el niño murió, se doblegó como un santo. No sólo pareció asentir, sino de hecho tomó satisfacción en eso. "Yo voy a él, mas él no volverá a mí". Eso es verdadera sumisión. Razonó el caso correctamente. Mientras no tenía revelación de la voluntad de Dios, para someterse, sin oración, era tentar a Dios. Quizá, deben saberlo, el hecho de ofrecer ustedes el tipo correcto de oración puede ser aquello en el que el evento cambie. En el caso de un amigo sin arrepentir, la misma condición de que sea salvado del infierno puede ser el fervor e importunidad de su oración por ese individuo.

4. La oración eficaz por un objeto implica un deseo por eso en proporción con su importancia. Si una persona verdaderamente desea cualquier bendición, sus deseos llevarán alguna proporción a la grandeza de la bendición. Los deseos del Señor Jesucristo por la bendición por la que oró fueron sorprendentemente fuertes e iguales incluyendo agonía. Si el deseo por un objeto es fuerte, y es un deseo benevolente, la suposición es que será concedido. Hay dos razones para esta suposición:

(1.) Por la benevolencia general de Dios. Si es un objeto deseable; si, como hasta ahora podemos ver, sería un acto de benevolencia en Dios concederlo, su benevolencia general es evidencia presuntiva que lo concederá.

(2.) Si se encuentran teniendo deseos benevolentes por cualquier objeto, hay una suposición que el Espíritu de Dios está incitando esos deseos, y moviéndolos a ustedes a orar por ese objeto, para que pueda concederse como respuesta a la oración. En tal caso ningún grado de deseo o importunidad en oración es impropio. Un cristiano puede llegar, por así decirlo, a agarrar la mano de Dios. Véase el caso de Jacob, cuando exclamó, en una agonía de deseo, "no te dejaré si no me bendices". ¿Acaso a Dios le desagradó su atrevimiento e importunidad? Para nada, más bien le concedió lo que había estado orando. Lo mismo en el caso de Moisés. Dios le dijo, "Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos". ¿Qué hizo Moisés? ¿Acaso se hizo a un lado para dejar a Dios que hiciera lo que había dicho? No, pensaba en los egipcios y cómo triunfarían. "¿Por qué han de hablar los Egipcios, diciendo: Para mal los sacó...?" Parecía como si agarrara de la mano levantada de Dios para desviar el golpe. ¿Acaso Dios lo reprendió por interferir y le dijo que no era su asunto interferir? No; parecía como si no pudiera negar cualquier cosa ante tal importunidad, de modo que Moisés se paró en la brecha y prevaleció con Dios.

Se dice de Xavier, el misionero, que fue llamado a orar por un hombre que estaba enfermo, y oró con tanto fervor que pareció que hacía violencia en el cielo--así lo expresa el escritor. Y prevaleció él y el hombre se recuperó.

Tal oración es con frecuencia ofrecida en el presente cuando los cristianos son conmovidos a tal grado de importunidad, y a tal atrevimiento santo, que después, cuando lo ven en retrospectiva, estaban aterrados y atónitos por ellos mismos por pensar que debieron atreverse a ejercer tal importunidad con Dios. Y sin embargo, esas oraciones han prevalecido y obtenido la bendición. Y muchas de estas personas que conozco están entre las personas más santas en el mundo.

5. Para que la oración sea eficaz debe ofrecerse desde los motivos correctos. La oración no debe ser egoísta, sino dictada por una consideración suprema para la gloria de Dios. Mucha de la oración se ofrece desde el egoísmo puro. Las mujeres a veces oran por sus esposos para que se conviertan porque dicen "sería mucho más grato tener a mi esposo asistiendo a una reunión conmigo". Y pareciera que nunca levantan sus pensamientos por encima del yo. No parece que piensen cómo sus esposos están deshonrando a Dios por sus pecados, y cómo Dios sería glorificado en sus conversiones. Lo mismo es a menudo con los padres. No pueden pensar que sus hijos no se pierdan. Oran por sus hijos esforzadamente, pero hablan ustedes con ellos, son muy tiernos, y les dicen qué buenos son sus hijos, cómo respetan la religión, y creen que casi son cristianos; así que platican como si temieran que ustedes lastimarían a sus hijos si les dicen la verdad. No piensan que esos hijos amorosos y afables están deshonrando a Dios por sus pecados; están sólo pensando cuán aterrador sería para ellos irse al infierno. ¡Ah! A menos que sus pensamientos se levanten más alto que eso, sus oraciones nunca prevalecerán con un Dios santo. La tentación a los motivos egoístas es tan fuerte que hay razón para temer que muchas de las oraciones paternas nunca se levantarán por encima de los anhelos de la ternura paternal. Y esa es la razón por la que muchas oraciones no son escuchadas, por la que tantos piadosos, padres que oran, tienen hijos impíos. Mucha de la oración por el mundo impío parece no estar basada en ningún principio más alto que el de simpatía. Agentes misioneros, y otros, están habitando casi exclusivamente en seiscientos millones de impíos que se van al infierno, mientras muy poco se dice de su deshonra a Dios. Esto es un gran mal y hasta que la iglesia tenga motivos más altos por la oración y el esfuerzo misionero que la simpatía por los impíos, sus oraciones y esfuerzos nunca serán muchos.

6. Para que la oración sea eficaz debe ser por intercesión del Espíritu. Nunca pueden esperar ofrecer oración de acuerdo a la voluntad de Dios sin el Espíritu. En los dos primeros casos, no es porque los cristianos no puedan ofrecer tal oración, donde la voluntad de Dios se revela en su palabra, o es indicada por su providencia. Pueden hacerlo, así como pueden ser santos. Pero el hecho es que son tan perversos que nunca ofrecen esa oración a menos que estén influidos por el Espíritu de Dios. Debe haber una fe, como se produce por la operación eficaz del Espíritu Santo.

7. Debe ser una oración perseverante. Como algo general, los cristianos que ha apostatado y perdido el espíritu de oración, no tendrán de inmediato el hábito de oración perseverante. Sus mentes no están en un estado correcto, no pueden fijar sus mentes, y agarrarse hasta que la bendición llegue. Si sus mentes estuvieran en ese estado, perseverarían hasta que la contestación llegara, la oración eficaz puede ofrecerse de inmediato, como también luego de orar tantas muchas veces por un objetivo. Pero tienen que orar y orar una y otra vez porque sus pensamientos están tan aptos para divagar, y son tan fácilmente desviados del objetivo a algo más. Hasta que sus mentes se imbuyan con el espíritu de oración, no se mantendrán fijos en un punto y presionarán su petición a un asunto inmediatamente. No crean que están preparados para ofrecer oración prevaleciente, si sus sentimientos los dejaran orar una sola vez por un objeto y luego dejarlo. Muchos cristianos llegan a la oración prevaleciente por un proceso dilatado. Sus mentes gradualmente se llenan de ansiedad por un objeto para dedicarse incluso a su asunto, suspirando sus deseos a Dios. Así como la madre cuyo hijo está enfermo, da de vueltas en su casa, suspirando como si su corazón se fuera a destrozar. Y si es una madre que ora, sus suspiros salen hacia Dios todo el día. Si sale del cuarto donde está su hijo, su mente sigue en eso, y si duerme, aún sus pensamientos siguen en eso, y si empieza en sus sueños, pensando que se muere. Toda su mente se centra en ese hijo enfermo. Ese es el estado mental en el que los cristianos ofrecen oración que prevalece.

¿Cuál fue la razón por la que Jacob luchó toda la noche en oración con Dios? Sabía que había hecho gran daño a su hermano Esaú al quitarle la primogenitura hacía tiempo. Y ahora se le informaba que su hermano lastimado se iba a encontrar con él, con una fuerza armada, muy poderosa como para que él peleara contra ella. Y había muy buena razón para suponer que venía con el propósito de vengarse. Había dos razones para estar alarmado. La primera era que había hecho gran daño y nunca había hecho reparación. La otra era que Esaú venía con una fuerza suficiente para aplastarlo. Ahora, ¿qué hizo? Primero arregla todo de la mejor manera para encontrarse con su hermano, enviando primero un regalo, luego su propiedad y luego su familia, poniendo aquellos que amaba hasta el último. Y para ese entonces su mente se había afligido tanto que no podía contenerse. Se aleja solo al arroyo, y derrama su alma en agonía de oración toda la noche. Y apenas está rayando el alba, el ángel del pacto le dice "déjame", y todo su ser, por así decirlo, agonizaba con sólo pensar rendirse, y gritó "no te dejaré, si no me bendices". Su alma estaba en agonía, y obtuvo la bendición, pero siempre cargó con las marcas, y mostraba que su cuerpo había sido grandemente afectado por esa lucha mental. Ésta es oración que prevalece.

Ahora bien, no se engañen pensando que ofrecen oración eficaz a menos que tengan ese deseo intenso por la bendición. No lo creo. La oración no es eficaz a menos que se ofrezca con una agonía de deseo. El apóstol Pablo habla de ella como un dolor de parto del alma. Jesucristo, cuando estuvo orando en el huerto, estaba en una agonía tal, que sudó como si fueran gotas grandes de sangre cayendo al suelo. Nunca he conocido a alguien que sude sangre, pero he conocido a una persona que oró hasta que la sangre empezó a correr de la nariz. Y he conocido personas que oran hasta que están empapadas de transpiración en el clima más frío en invierno. He conocido a personas que oran muchas horas hasta que su fuerza se agota con la agonía de sus mentes. Tales oraciones prevalecen con Dios.

Esta agonía en oración fue prevalente en el día del Presidente Edwards, en los avivamientos que entonces tomaron lugar. Fue una de las más grandes piedras de tropiezo en esos días para las personas que se opusieron al avivamiento que la gente oraba hasta que sus cuerpos eran dominados con sus sentimientos. Leeré un párrafo de lo que el Presidente Edwards dice sobre el tema para que vean que esto no es nuevo en la Iglesia, sino siempre ha prevalecido cuando los avivamientos prevalecen con poder. Es de sus Pensamientos sobre Avivamientos.

"No podemos determinar que Dios nunca dará a cualquier persona tanto descubrimiento de él mismo, no sólo como para debilitar sus cuerpos, sino para tomar sus vidas. Los ministros ilustrados y atinados suponen que la vida de Moisés fue tomada de esa manera, y esto también se supone que es el caso de algunos santos. En efecto, no veo ningún fundamento sólido y seguro que cualquiera tenga para determinar que Dios nunca hará tales impresiones fuertes en la mente por su Espíritu, que sean una ocasión para afectar la estructura del cuerpo, y particularmente esa parte del cuerpo, el cerebro, que personas sean privadas de usar la razón. Como dije antes, es demasiado para que nosotros determinemos que Dios no traerá una calamidad externa al dotar bendiciones espirituales y eternas: de modo que es demasiado para que determinemos cuán grande será la calamidad externa que él traerá. Dios da un gran aumento de descubrimientos de él mismo, y de amor a él, el beneficio es infinitamente mayor que la calamidad, aunque la vida sea tomada; en efecto, aunque el alma no sea llevada inmediatamente al cielo, sino deba permanecer en un sueño profundo, y entonces sea llevada al cielo, o, que es lo mismo, si se le priva del uso de sus facultades, y esté inactiva e inservible, como si estuviera en un sueño profundo, y luego pase a la gloria. No podemos determinar cuán grande sea una calamidad de distracción cuando se considera con todas sus consecuencias, y todo eso pudiera haber sido consecuencia, si la distracción no hubiera sucedido, ni en efecto si (así considerada) no fuera una calamidad en lo absoluto, o si no fuese misericordia, al prevenir un gran pecado, o algo aterrador, si no hubiera sido. Sería una gran falta en nosotros limitar al Dios soberano y sabio, cuyos juicios son muy profundos y sus caminos sobrepasan el averiguar donde no se ha limitado él mismo, y en las cosas concernientes que no nos ha dicho cuál será su camino. Es notable, considerando en qué multitud de instancias, y en qué grado, la estructura corporal ha sido dominada últimamente, que las vidas de las personas, no obstante, han sido preservadas, y que las instancias de aquellos que han sido privadas de razón, han sido muy pocas, y aquellas, quizá, todas ellas, personas bajo una desventaja peculiar de un hábito débil y difuso del cuerpo. Una mano divina cuidadosa y misericordiosa es muy manifiesta en él, que en tantas instancias donde el barco se ha empezado a hundir, pero se ha sostenido, y no se ha hundido totalmente. Las instancias de tales como han sido privadas de la razón son pocas, que ciertamente no son suficientes para acusarnos de estar en temor, como si esta obra que se ha realizado en el país fuera como para que sea una influencia funesta; a menos que seamos inclinados a juntar todo lo que podamos para oscurecerla y ponerla en colores aterradores".

"Hay un tipo particular de aflicción y preocupación de la mente, por lo que muchos han sido dominados, que ha sido especialmente tropiezo para muchos, y esto es, la preocupación y aflicción profundas en que las han estado por el alma de otros. Lamento que cualquiera nos ponga en el apuro de hacer aquello que pareciera tan innecesario, como para como para defender tal cosa como esa. Pareciera una mera trivialidad, en un caso tan simple, para entrar en un debate formal y particular a fin de determinar si hay algo en la grandeza y la importancia del caso que responda y soporte una proporción de la grandeza de la preocupación que algunos han manifestado. A los hombres se les puede permitir, desde cualquier principio más alto que la humanidad e ingeniosidad comunes, para estar sumamente preocupados y grandemente afligidos en la mente al ver a otros en gran peligro de otra calamidad como morir ahogados o en un incendio. Y si así fuera, entonces sin duda se permitiría ser igual de razonable, si los vieran en peligro de una calamidad diez veces mayor, para estar aún más preocupados; y aún más, si la calamidad fuese aún mucho mayor. Y ¿por qué entonces, debe pensarse como irracional y verse con sospecha, como si debiera venir de una causa mala, cuando las personas están extremadamente preocupadas al ver a otros en un peligro muy grande de sufrir el furor y la ira del Dios Todopoderoso por la eternidad? Y además, sin duda se permitirá que aquellos que tengan mayores grados del Espíritu de Dios, esto es, un espíritu de amor, puedan bien suponer tener vastamente mucho más amor y compasión por sus semejantes que quienes son influidos sólo por humanidad común. ¿Porque se debe pensar como extraño que quienes están llenos del Espíritu de Dios deban proporcionalmente, en su amor por las almas, ser como Cristo? Él tuvo un amor y preocupación fuertes por ellos como para estar dispuesto a beber la hez del cáliz del furor de Dios por ellos, y al mismo tiempo que ofreció su sangre por las almas, la ofreció también como su sumo sacerdote, con mucho lamento y lágrimas, con agonía extrema, cuando el alma de Cristo estaba, por así decirlo, en dolores de labor de parto por las almas de los elegidos, y por tanto, en salvarlos, que dice ver las labores de parto de su alma. Y un espíritu de amor y preocupación tales por las almas fue el espíritu de Cristo, así es el espíritu de la iglesia; y por tanto, la iglesia, en desear y buscar que Cristo pueda ser llevado al mundo y las almas de los hombres se representa en Apocalipsis 12 como una mujer "encinta, [clamando] con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento". El espíritu de quienes han estado en angustia por las almas de otros, como puedo discernir, parece que no es diferente al del apóstol, quien tuvo dolores de parto por las almas, y estaba listo para desear él mismo ser anatema de Cristo por otros. Y del salmista, Salmo 119: 53: "Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos que dejan tu ley". Y el versículo 136 "Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley". Y del profeta Jeremías (Jer. 4: 19) "¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra". Y en Jeremías 9:1 y 13:17, e Isaías. 22:4. Leemos que Mardoqueo, cuando vio a su pueblo en peligro de perecer con una destrucción temporal en Esther 4:1, "rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor". Y ¿por qué entonces debe pensarse que las personas se distraen cuando no pueden abstenerse de clamar por la consideración de la misericordia de aquellos que van hacia la destrucción eterna? (Edwards' Works [Obras de Edwards]. vol. iv. p. 85. edición de Nueva York)".

He leído esto para mostrar que eso era común en los grandes avivamientos de aquellos días. Así ha sido en todos los grandes avivamientos, y ha sido más o menos común en proporción a la grandeza, la extensión y profundidad de la obra. Fue así en los avivamientos en Escocia, y las multitudes eran dominadas y casi algunos se morían por la profundidad de la agonía.

9. Si de veras quieren orar eficazmente, deben orar mucho. Se decía del apóstol Santiago que una vez muerto vieron que sus rodillas eran callosas como las de un camello por orar tanto. ¡Ah!, he ahí el secreto del éxito de aquellos primeros ministros. Tenían las rodillas callosas.

10. Si su intención es que la oración sea eficaz, debe ofrecerse en el nombre de Cristo. No pueden ir a Dios en el nombre de ustedes. No pueden implorar con sus propios méritos. Pero pueden ir en un nombre que siempre sea aceptable. Todos ustedes saben lo que es usar el nombre de un hombre. Si van al banco, con un giro o letra, firmado por John Jacob Astor, que les daría su nombre, saben ustedes que tendrían el dinero del banco así como él mismo podría. Ahora, Jesucristo les da el uso de su nombre. Y cuando oran en el nombre de Cristo, el significado de eso es que pueden prevalecer como también él mismo podría, y recibir tanto como el hijo amado de Dios recibiría si orara él mismo por las mismas cosas, pero deben orar en fe. Su nombre tiene toda la virtud en los labios de ustedes como la tiene en los suyos, y Dios es tan libre para otorgar bendiciones en ustedes, cuando piden en el nombre de Cristo y en fe, como lo haría para otorgarlas en Cristo, si pedimos.

11. No pueden prevalecer en oración sin renunciar a todos sus pecados. No sólo deben recordarlos en su mente, sino deben de hecho renunciar a ellos, y dejarlos fuera, y en el propósito de su corazón renunciar a ellos por siempre.

12. Deben orar en fe. Deben esperar obtener las cosas por las que piden. No necesitan buscar una respuesta a la oración, si oran sin la expectativa de obtenerla. No deben formar tales expectativas sin alguna razón por ellas. En los casos que he supuesto hay una razón por la expectativa. En el caso que el objeto se revele en la palabra de Dios, si oran sin ninguna expectativa de recibir las bendiciones, hacen ustedes sólo de Dios un mentiroso. Si la voluntad de Dios es indicada por su providencia, deben depender de ella según la claridad de la indicación, como para esperar la bendición si oran por ella. Y si son llevados por su Espíritu por ciertas cosas, tienen tanta razón como para esperar eso que sea hecho como si Dios lo hubiera revelado en su palabra.

Pero algunos dicen "¿acaso esta postura de las direcciones del Espíritu de Dios no lleva a la gente al fanatismo?" Respondo que no sé más que muchos pueden engañarse a sí mismos con respecto a este asunto. Multitudes se han engañado a sí mismas referente a todos los puntos de religión. Y si algunos deben pensar que son llevados por el Espíritu de Dios, cuando no es nada más que su propia imaginación, ¿acaso es esa cualquier razón por la que no deban seguir aquellos que saben que son llevados por el Espíritu? Mucha gente supone que se convierten cuando no lo están. ¿Acaso es esa alguna razón por la que no debamos aferrarnos al Señor Jesucristo? Supongan que algunas personas son engañadas en pensar que aman a Dios, ¿es esa alguna razón por la que un santo piadoso que sabe que tiene el amor de Dios en su corazón no deba sacar sus sentimientos en canciones de alabanza? Entonces supongo que algunos pueden engañarse a sí mismos en pensar que son llevados por el Espíritu de Dios, pero no hay necesidad de ser engañado. Si la gente sigue sus impulsos, es su propia culpa. No quiero que sigan sus impulsos. Quiero que sean sobrios mentalmente y sigan las direcciones sobrias y racionales del Espíritu de Dios. Hay quienes saben lo que estoy diciendo, y saben muy bien lo que es rendirse ellos mismos al Espíritu de Dios en oración.

III. Estableceré algunas de las razones por las que estas cosas son esenciales para la oración eficaz.

¿Por qué Dios requiere esa oración, esos fuertes deseos, y esas súplicas agonizantes?

1. Estos fuertes deseos ilustran muy bien la fuerza de los sentimientos de Dios. Son como sentimientos reales de Dios por los pecadores sin arrepentirse. Cuando he visto, la fuerza sorprendente del amor por las almas que los cristianos han sentido, he sido maravillosamente impresionado con el sorprendente amor de Dios y sus deseos por la salvación de ellas. El caso de una mujer, de quien leo, en un avivamiento, hizo gran impresión en mi mente. Ella tenía tal compasión y amor indecibles por las almas que de hecho jadeaba casi sofocándose. Lo que debe ser la fuerza del deseo que Dios siente cuando su Espíritu produce en cristianos tal agonía sorprendente, tales estertores del alma, tales dolores de parto --Dios ha escogido la mejor palabra para expresarlo --es dolor de parto, dolor de parto del alma.

He visto a un hombre de mucha fuerza de intelecto y músculo como cualquier hombre en la comunidad caer postrado, absolutamente vencido por sus deseos indecibles por los pecadores. Sé que eso es una piedra de tropiezo para muchos; y lo será siempre y cuando permanezcan en la iglesia tantos profesantes ciegos y estúpidos de religión. Pero no dudo que estas cosas sean la obra del Espíritu de Dios. ¡Oh que toda la iglesia sea llena con el Espíritu como para tener dolores de parto en oración hasta que una nación deba nacer en un día!

Se dice de la palabra de Dios que "Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos". ¿Qué significa? Le pregunté a un profesante de religión. Estaba él haciendo excepciones sobre nuestras ideas de oración eficaz, y le pregunté qué quería decir Sion estuvo de parto. "Ah", dijo él, "quiere decir que tan pronto la iglesia camine junta en la comunión del evangelio, entonces se dirá que ¡Sion viaja! Este caminar juntos se llama parto. Vaya, se ve que sabía. (Nota del traductor: en inglés la palabra travail, que significa parto o tener dolores de parto en español, se puede confundir con la palabra travelling que significa en español de viaje o que se desplaza).

2. Estos fuertes deseos que he descrito son resultados naturales de gran benevolencia y postura clara de los peligros de los pecadores. Es perfectamente razonable que deba ser así. Si las mujeres que están en esta casa vieran a su familia que están muriendo en un incendio, y escucharan los gritos y vieran su agonía, se sentirían en zozobra, y es muy probable que muchas de ellas se desmayarían de agonía, y nadie se preguntaría o diría que son unas necias o que están locas de sentir tanta congoja ante tal espectáculo. Verían muy extraño si no hubiese algunas expresiones de sentimiento poderoso. ¿Por qué es que cualquiera se pregunta si los cristianos deben sentir como lo he descrito cuando tienen posturas claras del estado de los pecadores, y el peligro tan horrible en el que están? El hecho es que esos individuos que nunca se han sentido así, nunca han sentido mucha benevolencia real, y su piedad debe ser de un carácter muy superficial. No quiero juzgar duramente, o hablar sin amabilidad, pero establezco eso como un simple hecho; y la gente puede hablar al respecto como quiera; sé que tal piedad es superficial. No hay censura, sino simple verdad.

La gente a veces se sorprende que los cristianos tengan tales sentimientos. ¿Sorprenderse de qué? Ah, pues, a los resultados naturales, filosóficos y necesarios de la piedad profunda hacia Dios, y la benevolencia profunda hacia el hombre en vista del gran peligro en el que los pecadores están.

3. El alma de un cristiano, cuando está así de cargada, tiene que aligerarse. Dios pone el peso del alma de un cristiano con el propósito de llevarlo cerca de él mismo. Los cristianos seguido son tan incrédulos que no ejercen la fe apropiada en Dios hasta que les pone esta carga tan pesada encima que no pueden vivir con ella, y entonces deben ir a Dios para aligerarla. Es el caso de un pecador convicto. Dios está dispuesto a recibirlo de inmediato si va directo a él con fe en Jesucristo, pero no lo hace. Se detiene y lucha, gime con la carga a sus cuestas de sus pecados, y no se arroja a Dios, hasta que su carga de convicción se vuelve tan grande que no puede vivir más, y cuando es llevado a la desesperación, por así decirlo, y se siente como si estuviese presto a hundirse en el infierno, hace un salto poderoso y se arroja él mismo a la misericordia de Dios como su única esperanza. Era su deber haber acudido antes. Dios no tiene ningún deleite en su congoja, por su propia causa. Fue sólo la obstinación del pecador que creó la necesidad de toda su aflicción. No iría sin ella. De modo que cuando los profesantes de religión son cargados con el peso de las almas, seguido oran una y otra vez, y la carga aún no se irá, ni la congoja será abatida, porque nunca han arrojado todo a Dios en fe. Pero no se pueden deshacer de la carga. En tanto su benevolencia continúe seguirá y permanecerá, a menos que resistan y apaguen al Espíritu Santo cuando no obtengan alivio, hasta que sin ninguna omisión, cuando son llevados al extremo, hacen un esfuerzo desesperado, ponen la carga en el Señor Jesucristo, y ejercen una confianza como de niño en él. Entonces se sienten aliviados; entonces se sienten como el alma por la que estaban orando fuera salva. La carga se ha ido, y Dios parece en bondad calmar la mente para sentir una dulce certeza que la bendición se concederá. Frecuentemente, luego de que un cristiano tuvo esa lucha, esa agonía en oración, ha obtenido alivio de esa manera, encontrarán ustedes que fluyen los afectos más dulces y celestiales--el alma descansa muy dulce y gloriosamente en Dios y se regocija "con gozo inefable y glorioso".

¿Creen ahora algunos de ustedes que no hay tales cosas en la experiencia de los creyentes? Les digo que si tuviera el tiempo, les podría mostrar del Presidente Edwards, y de otros escritores aprobados, casos y descripciones como esa. Se preguntan ¿cómo es que nunca hemos tenido tales cosas en Nueva York? Les digo que no es todo porque sean mucho más sabios que los cristianos en el país, o porque tengan mucha más inteligencia o puntos de vista más amplios de la naturaleza de religión, o una piedad más estable y regulada. Les digo que no; en lugar de enorgullecerse de ser libres de esas extravagancias, deben esconder sus cabezas, porque los cristianos de Nueva York son tan mundanos, y tienen tanta rigidez, orgullo y modo que no pueden llegar una espiritualidad como esa. Ojalá pudiera ser así. ¡Oh, que hubiese un espíritu así en esta ciudad, y en esta iglesia! Sé que haría mucho ruido, si esas cosas se hicieran aquí. Pero eso no me preocuparía. Que digan, si quieren, que la gente de Chatham Chapel ha enloquecido. No tenemos que tener miedo de eso, si pudiéramos vivir lo bastante cerca de Dios para disfrutar su Espíritu en la manera que he descrito.

4. Estos efectos del Espíritu de oración en el cuerpo en sí mismos no forman parte de la religión. Es sólo que el cuerpo está con frecuencia tan débil que los sentimientos del alma lo vencen. Estos efectos corporales no son en lo absoluto para la oración prevaleciente, sino sólo son un resultado natural o físico de emociones altamente incitadas de la mente. No es inusual que el cuerpo sea debilitado e incluso vencido por cualquier emoción poderosa de la mente, en otros temas además de religión. El portero del Congreso en tiempo de la guerra de independencia cayó muerto al recibir una muy buena noticia. Supe de una mujer en Rochester, quien estaba en agonía de oración por la conversión de su yerno. Una mañana se hallaba él en una reunión de salvación, y ella se había quedado en casa orando por él. Al término de la reunión, llegó a casa convertido y ella se regocijó tanto que cayó muerta en ese momento. No es más de extrañarse que esos efectos deban ser producidos por la religión que un sentimiento fuerte sobre cualquier otro tema. No es esencial en la oración, sino el resultado natural del gran esfuerzo de la mente.

5. Sin duda una gran razón por la que Dios requiere el ejercicio de oración de agonía es que forma un nexo tal entre Cristo y la Iglesia. Crea una simpatía tal entre ellos. Es como si Cristo viniera y derramara los desbordamientos de su propio corazón benevolente a su iglesia y los dirigiera para simpatizar y cooperar con él como nunca se hace de otro modo. Sienten como Cristo siente--llenos de compasión por los pecadores; con frecuencia tienen tal compasión, tales deseos desbordantes por su salvación que se muestra en uno mismo en la manera de hablar y predicar, como si Cristo hablara a través de ellos. Las palabras salen de sus labios con frescura y calidez, como desde el mismo corazón de Cristo. No quiero decir que dicta las palabras de ellos, sino que incita los sentimientos que dan expresión a ellos. Entonces verán un movimiento en los oidores como si Cristo mismo hablara a través de labios de barro.

6. Estos dolores de parto de alumbramiento por las almas crea también un nexo admirable entre los cristianos de corazón afectuoso y converso recientes. Aquellos que se convierten son muy queridos para los corazones que han tenido ese espíritu de oración por ellos. El sentimiento es como el de una madre por su primogénito. Pablo lo expresa bellamente cuando dice: "Hijitos míos". Su corazón era afectuoso y tierno. "Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto". Se habían alejado, y padece él las agonías de un padre por su hijo perdido. "Vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros", esperanza de gloria. En un avivamiento, he notado con frecuencia cómo aquellos quienes han tenido el espíritu de oración aman a los recién convertidos. Sé que esto es toda el álgebra para quienes nunca la han sentido. Pero quienes han sentido la agonía de lucha, el prevalecer en oración, por la conversión de un alma, pueden depender de ella, esa alma, luego de convertirse, aparece tan querida como un hijo a su mamá que lo ha dado a luz con dolor. Agonizó por él, lo recibió en respuesta a la oración y puede presentarlo al Señor Jesucristo diciendo: "Aquí estoy, Señor, y los hijos que me has dado".

7. Otra razón de que Dios requiere este tipo de oración es que es la única forma en que la iglesia puede estar propiamente preparada para recibir grandes bendiciones sin ser lastimada por ellas. Cuando la iglesia se postra de esa manera en el polvo delante de Dios, y está en agonía profunda de oración, la bendición les hace bien. Mientras que al mismo tiempo, si hubiera recibido la bendición sin la postración profunda del alma, los llenaría de orgullo. Pero como está, aumenta su santidad, amor y humildad.

IV. Voy a mostrar que esa oración como he descrito podrá mucho.

Pero la falta de tiempo me impide ir a detalles en particular de la evidencia que intento poner bajo este rubro.

Elías el profeta se lamentaba por el deterioro de la casa de Israel, y cuando vio que ningún medio era eficaz para prevenir un alejamiento perpetuo a la idolatría, oró que los juicios de Dios pudieran venir sobre la nación culpable. Oró para que no lloviera, y Dios cerró los cielos por tres años y medio hasta que la gente fue llevada al último extremo. Y cuando vio que era tiempo de ceder, ¿qué hizo? Véanlo subir a la montaña y arrodillarse en oración. Quiso estar solo; y le dijo a su siervo que fuera siete veces mientras él agonizaba en oración. La última vez, el siervo le dijo que aparecía una nubecilla, como del tamaño de la mano de un hombre, y de inmediato se levantó--la bendición fue obtenida. El tiempo había llegado para que la calamidad se fuera. "Ah", dirían "pero Elías era un profeta". Ahora no hagan esa objeción. La hicieron en los días del apóstol, y ¿qué dijo el apóstol? Pues ese mismo instante trajo el hecho de que Elías era un hombre de pasiones similares que las nuestras, como un caso de oración prevaleciente, e insistió que ellos oraran así también.

John Knox fue famoso por su poder en oración para que María la Sanguinaria (nota del traductor: María I de Inglaterra) dijera que le tenía miedo a las oraciones de él más que los ejércitos de Europa. Y los eventos muestran que tenía razón para decirlo. Él acostumbraba a estar en una agonía tal por la liberación de su país que no podía dormir. Una noche él y varios amigos oraban juntos, y mientras oraban, Knox habló y dijo que la liberación había llegado. No podía decir qué había pasado, pero sintió que algo había sucedido, pues Dios había escuchado las oraciones de ellos. ¿Qué fue? ¡Pues que las próximas noticias que tendrían eran que María habría muerto!

Tómese el hecho siguiente que ha sido narrado por un ministro. Dijo que en un cierto pueblo no había habido ningún avivamiento en años; la iglesia casi se extinguía, todos los jóvenes eran inconversos, la desolación reinaba intacta. Ahí vivía en una parte retirada del pueblo un anciano, herrero de ocupación, y tartamudo, que era molesto oírle hablar. Un viernes, mientras trabajaba en la herrería, su mente se afligió por el estado de la iglesia y de los inconversos. Su agonía fue tanta que fue inducido a dejar su trabajo, cerrar su taller, y pasar la tarde en oración.

Prevaleció y el domingo fue a ver al ministro, y quiso que hiciera una reunión. Luego de titubear, accedió el ministro, observando, sin embargo, que pocos asistirían. La organizó para esa tarde en una casa privada grande. Cuando llegó la tarde, se reunieron tantos que no cabían en la casa. Todo estuvo en silencio por un rato hasta que un pecador irrumpió en lágrimas y dijo que si alguien podía orar, pedía que oraran por él. Otro más siguió, y otro, hasta que las personas de cada rincón del pueblo estaban bajo gran convicción. Y lo sobresaliente fue que ellos concordaron que su convicción fue a la hora que el anciano estaba orando en su taller. Un poderoso avivamiento siguió. Así que prevaleció el anciano tartamudo, y como un príncipe, tenía poder con Dios. Podría nombrar multitudes de casos parecidos, pero por falta de tiempo debo concluir con pocos.

OBERVACIONES.

1. Mucha de la oración se pierde, y mucha gente no prevalece en oración porque, cuando tienen deseos por bendiciones particulares, no les dan seguimiento. Pueden tener deseos, benevolentes y puros, que son incitados por el Espíritu de Dios; y cuando los tienen, deben perseverar en oración, pues si quitan su atención por otros objetos, apagarán el Espíritu. Les decimos a los pecadores que no desvíen su atención del único objeto, sino que la fijen ahí hasta que sean salvos. Cuando encuentren esos deseos santos en las mentes de ustedes, tengan cuidado de dos cosas:

(1.) No apaguen el Espíritu.

(2.) No sean desviados hacia otros objetos.

Sigan las direcciones del Espíritu hasta que hayan ofrecido oración eficaz y ferviente que puede mucho.

2. Sin el espíritu de oración, los ministros tendrán muy poco provecho. No necesitan expresar mucho éxito, a menos que oren por ello. A veces otros pueden tener el espíritu de oración y obtener la bendición en sus labores. Generalmente, sin embargo, los predicadores más exitosos son quienes ellos mismos tienen el espíritu de oración.

3. No sólo deben los ministros tener el espíritu de oración, sino es necesario que la iglesia deba unirse en ofrecer que la oración eficaz y ferviente puede prevalecer con Dios. No necesitan esperar una bendición a menos que la pidan. "Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto".

Ahora, mis hermanos, sólo tengo que preguntarles referente a lo que he predicado esta noche: ¿Lo harán? ¿Han hecho lo que les prediqué el pasado viernes en la tarde? ¿Han repasado sus pecados y los han confesado? ¿Pueden orar ahora? ¿Me uniré a ustedes y ofreceré oración que prevalece, que el Espíritu de Dios baje aquí?

 

 

 

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