LA VERDAD DEL EVANGELIO

 EXPONIENDO EL YO INTERIOR DE USTEDES

 por Charles G. Finney

 

"Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos" -- 2 Corintios 13:5

 

Tenemos que entender nuestros corazones y tomar las medidas apropiadas para probar nuestros caracteres reales como le aparecen a Dios. La escritura no se refiere a una prueba o evidencia de nuestra fuerza o conocimiento, sino a nuestro carácter moral. Implica que debemos saber cómo Dios nos ve y qué piensa de nosotros. ¿Nos considera santos o pecadores? Tenemos que resolver la pregunta definitivamente para nosotros mismos: ¿Somos herederos del cielo o herederos del infierno?

El individuo que no está seguro sobre su carácter real no puede estar tranquilo. Puede tener apatía, pero la apatía es diferente de la paz. Y muy pocos cristianos profesantes, o gente que sigue oyendo el evangelio, pueden tener apatía para cualquier extensión de tiempo o reprimir sentimientos incómodos. No estoy hablando de los hipócritas, quienes han cauterizado sus conciencias, sino en consideración a otros, es cierto que puedan resolver esta pregunta para disfrutar la tranquilidad.

LA ANSIEDAD NO ES VIRTUD

Un hombre que no ha verdaderamente resuelto en su mente sobre su propio carácter es difícil que sea honesto. Si profesa a Cristo cuando honestamente no cree que sea santo, es hipócrita. Cuando ora, siempre duda si sus oraciones son aceptables a Dios.

Algunas personas sostienen que tener a los santos en oscuridad los hace humildes, pero una de las consideraciones de más peso en el universo para alejar a un creyente de deshonrar a Dios es saber que es un hijo de Dios.

Cuando una persona está en un estado de ansiedad mental, puede tener poca fe y su utilidad no puede ser extensiva hasta que la pregunta se haya resuelto.

Muchos creen que la pregunta de la salvación puede ser resuelta en este mundo. Hacen de la virtud su gran duda, que siempre tienen, incluso si son cristianos. Por cientos de años los creyentes han sido vistos con sospecha a menos que estuvieran llenos de dudas, pero sostengo que los cristianos pueden probarse ellos mismos para conocerse ellos mismos y entender su carácter verdadero. Esto es evidente por el mandamiento en el texto: "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos." ¿Requiere Dios que nos examinemos y nos probemos cuando sabe que es imposible para que nosotros aprendamos de nuestro verdadero carácter?

La conciencia nos da la certeza más alta posible sobre los hechos que determinan nuestros caracteres. Podemos y debemos tener el mismo tipo de evidencia de nuestro estado ante Dios del que tenemos de nuestra existencia; y eso es conciencia. No podemos evitar tener la evidencia. La conciencia continuamente testifica a nuestro estado de la mente. Sólo necesitamos observar lo que la conciencia testifica, y podemos resolver la pregunta tan ciertamente como podemos con nuestra propia existencia.

Si a los hombres se les encerrara en calabozos sin ninguna oportunidad de ser influidos por las circunstancias, no se les podría culpar de no conocerse a sí mismos, pero Dios los ha puesto en circunstancias para probarlos y saber qué hay en sus corazones&emdash;saber si guardan o no sus mandamientos. Las cosas alrededor de nosotros producen impresiones en nuestras mentes y nos llevan a sentir y actuar de alguna forma. Cuando vemos cómo sentimos y cómo somos inclinados a actuar en circunstancias particulares, produce conocimiento de uno mismo.

La ley de Dios es un verdadero patrón por el cual trata nuestro carácter. Sabemos exactamente cuál es el patrón de él; por tanto, tenemos una regla infalible e invariable por la cual juzgarnos. Podemos traer todos nuestros sentimientos y acciones y compararlas con ese patrón y saber exactamente, cuál es su carácter verdadero a la vista de Dios. Dios mismo los trata con el mismo patrón.

 

DONDE EL ORGULLO CIEGA

Nada excepto la deshonestidad puede posiblemente llevarnos al engaño de uno mismo. La persona que se engaña a sí misma no sólo es descuidada y negligente, sino deshonesta, o no se engañaría a sí misma. Debe estar grandemente prejuiciada por el orgullo y cegada por la obstinación, o tendría que saber que no es lo que profesa ser. Muchas circunstancias ocasionan los ejercicios de la mente, y debe ser ceguera voluntaria. Si él nunca tuvo oportunidades para actuar, o si las circunstancias no provocaron sus sentimientos, puede ser ignorante. Una persona que nunca ha visto a un limosnero quizá no pueda saber lo que piensa de los limosneros, pero pónganlo con ellos todos los días, o está ciego o es deshonesto si no sabe cómo se siente hacia ellos.

Muchos esperan que llegue la evidencia para decidir si son cristianos o no. Parecen estar esperando que lleguen ciertos sentimientos a ellos. Quizá oran con denuedo al respecto y entonces esperan que lleguen los sentimientos que les hagan saber que son salvos. Muchas veces no harán nada hasta que tengan esta evidencia. Se sientan y esperan en expectativa vana al Espíritu de Dios que llegue y los saque del estupor. Pueden esperar hasta el día del juicio.

La mente humana está tan constituida que nunca sentirá por tratar de sentir. Los esfuerzos de ustedes de sugerir sentimientos son absurdos y poco serenos. El sentimiento es siempre despertado en la mente por la fijación intensa de la mente en algún objeto calculado para despertar el sentimiento, pero cuando la mente se fija, no en el objeto, sino en los intentos directos para sugerir un sentimiento, esto no despertará el sentimiento. Es imposible. De una vez cierren sus ojos y traten de ver.

Cuando la atención de la mente es puesta para mirar internamente e intentar examinar la naturaleza de la emoción presente, esa emoción de inmediato deja de existir, la atención ya no está puesta en el objeto que causa la emoción. Cuando sostengo mi mano sobre una lámpara, hace una sombra, pero si quito la lámpara, no hay sombra. Si le mente es alejada del objeto que despierta la emoción, la emoción deja de existir. La mente debe fijarse en el objeto, no en la emoción, o no habrá emoción ni evidencia.

Nunca obtendrán evidencia por pasar tiempo lamentándose por el estado de su corazón. Algunas personas pasan tiempo quejándose: "Oh, no siento, no puedo sentir, mi corazón está tan duro". ¿Qué están haciendo? Quizá están tratando de producir un sentimiento. ¡Esto es tan filosófico como tratar de volar!

Mientras se están lamentando y pensando sobre sus corazones duros, son la burla del diablo. Supongan a un hombre que se queda afuera y luego va quejándose qué frío tiene&emdash;los niños se reirían de él. Se congelaría si se quedara afuera sin calor. Y toda su queja no ayudaría.

Cuando nos concentramos en cualquier objeto calculado para despertar sentimiento, es imposible no sentir. La mente está hecha para que tengamos que sentir. No se detengan y pregunten: "¿Siento yo?" Si pongo la mano de ustedes en el fuego, no se detendrían y preguntarían: "¿Realmente siento la sensación de calor?" ¡Saben que sí!

Donde la impresión es poca, requiere esfuerzo de atención para notar la propia conciencia de ustedes. El sentimiento pasajero de la mente puede ser tan mínimo que escapa su atención, pero es aún real.

EL HORROR DEL PECADO

Si la mente se fija en un objeto calculado para incitar emociones de cualquier tipo, es imposible no sentir esas emociones hasta cierto grado. Si la mente es firmemente fijada, es imposible no sentir las emociones a un grado tal que ustedes estén conscientes de ellas. Estos principios les muestran cómo vamos a descubrir nuestros caracteres y saber el estado real de nuestros sentimientos hacia cualquier objeto.

Asegúrense que las cosas en las que fijan su mente sean realidades. Mucho de religión imaginaria prevalece en el mundo. La gente tiene sentimientos elevados&emdash;sus mentes son muy incitadas y los sentimientos corresponden al objeto contemplado, pero ahí está el origen del engaño&emdash;el objeto es imaginario. El sentimiento no es falso o imaginario. Es sentimiento real y corresponde perfectamente al objeto imaginario, pero el objeto es ficción. El individuo ha formado una noción de Dios, de Jesucristo, o de la salvación, que es opuesta a la verdad. Sus sentimientos son correctos, pero su objeto está mal. Es indudablemente una fuente principal de esperanzas y conversiones falsas en el mundo.

No descubrirán el verdadero estado de su corazón meramente por encontrar en su mente un sentimiento fuerte de aborrecimiento por el pecado. Todos los seres inteligentes desaprueban el pecado, cuando es visto abstractamente y separado de su propia gratificación egoísta. Incluso el diablo lo siente. El diablo no ama más el pecado cuando es visto abstractamente que Gabriel. Culpa a los pecadores y condena su conducta, y cuando no tiene razón egoísta para estar complacido a lo que hacen, lo aborrece.

Existe una diferencia sorprendente entre la desaprobación natural del pecado, como una cosa abstracta, y el aborrecimiento y la oposición intensas que está fundada en el amor a Dios. Una cosa es para un joven sentir que cierto acto está mal, y otra cosa es verlo como un daño a su padre. He aquí algo además de sus sentimientos anteriores. No sólo tiene indignación contra el acto como malo, sino su amor por su padre produce un sentimiento de dolor. Y el individuo que ama a Dios no sólo siente un fuerte desprecio por el pecado, sino también un sentimiento de dolor e indignación cuando lo ve como hecho contra Dios.

Si, entonces, quieren saber cómo se sienten hacia el pecado, consideren cómo se sienten cuando andan con pecadores y ven que buscan violar la ley de Dios. Cuando los oyen maldecir profanamente o los ven emborracharse, ¿cómo se sienten? ¿Se sienten como el salmista cuando escribió: "Veía a los prevaricadores, y me disgustaba, porque no guardaban tus palabras"? Y, "Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley". Y de nuevo, "Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos que dejan tu ley" (Salmo 119: 158, 136, 53).

Vean sus pecados pasados y vean si sienten como un hijo afectuoso sentiría cuando recuerda cómo ha desobedecido o deshonrado a su padre benevolente. Una cosa es sentir una acusación fuerte que su conducta pasada era perversa&emdash;y otra tener este sentimiento atendido con dolor porque pecaron contra Dios.

La mayoría de los cristianos ven su conducta pasada hacia sus padres con emoción profunda. Además de una fuerte desaprobación de su conducta, una emoción profunda de dolor con frecuencia los abruma que se acompaña de torrentes de lágrimas. Esto es arrepentimiento verdadero para con un padre. Y el arrepentimiento para con Dios es lo mismo. Si es genuino, corresponderá en grado a la intensidad de atención con la que la mente está puesta en el objeto.

EXAMÍNENSE

Si quieren probar sus sentimientos hacia los pecadores impenitentes, entonces hablen con ellos sobre el estado de sus almas y adviértanles. Vean qué dicen y descubran el estado de sus corazones, y entonces sabrán cómo sentir hacia los pecadores. No se encierren en su clóset y traten de imaginarlos. Pueden imaginar algo que afecte sus simpatías y los hagan lloran y orar.

Fijen sus pensamientos intensamente en Dios. No traten de imaginar a Dios tras sus necios corazones, sino tomen la Biblia y aprendan quién es Dios. No imaginen cómo se ve, sino fijen su mente en la descripción de la Biblia de cómo se siente él, qué hace y qué dice. Aquí detectarán el estado real del corazón de ustedes que no pueden equivocarse.

Están obligados a saber si aman o no al Señor Jesucristo. Repasen las circunstancias de la vida de él y vean si aparecen como realidades a la mente de ustedes&emdash;los milagros, sufrimientos, carácter, muerte, resurrección, ascensión e intercesión a la diestra del trono de Dios. ¿Creen todo esto? ¿Cuáles son sus sentimientos a la vista de ellos? Cuando piensan en la disponibilidad y habilidad de él para salvar, su muerte expiatoria, y su poder, ¿son esas cosas realidades para ustedes? Si así es, tendrán sentimientos y estarán conscientes de ellos.

¿Cuáles son sus sentimientos hacia los santos? Si quieren probar su corazón en este punto, no dejen que sus pensamientos discurran hasta los confines de la tierra, sino fijen su mente en los santos cerca de ustedes. ¿Los aman y desean su santidad? ¿Pueden llevarlos en su corazón hasta el trono de gracia en fe y pedir a Dios que otorgue bendiciones a ellos?

¿Cuál es el estado de sus sentimientos hacia los avivamientos? Lean sobre ellos, piensen en ellos, pongan su mente en ellos, y tendrán sentimientos que manifestarán el estado de su corazón. Lo mismo es cierto de los inconversos, de los borrachos, de la Biblia, o cualquier objeto de preocupación. La única forma de saber el estado del corazón de ustedes es poner su mente en la realidad de las cosas hasta que sientan tan intensamente que no hay equivocación en la naturaleza de sus sentimientos.

Si les es difícil producir sentimientos sobre cualquiera de estas cosas, ya sea que su mente es absorbida con la obra del Señor y no les permita la atención puesta en el objeto especificado, o sus pensamientos divagan con ojos de necio hasta los confines de la tierra. He sabido de algunos cristianos que se angustian mucho porque no sienten tan intensamente como creen que deberían en algunos asuntos. La mente de una persona puede estar muy absorbida de ansiedad, labor, y oración por los pecadores que requiere un esfuerzo para pensar lo suficiente sobre su propia alma para sentir profundamente. Cuando se arrodilla para orar por sus propios pecados, un pecador viene a su mente y apenas y puede orar para sí mismo. No lo tomen como evidencia contra ustedes si la razón que no sienten es porque su mente está engrosada en algo igualmente importante.

Si sus pensamientos divagan por el mundo y no sienten ustedes lo bastante profundo para conocer su verdadero carácter&emdash;si su mente no va a la Biblia y se fija en cualquier objeto de sentimiento cristiano&emdash;pongan una mano fuerte en ustedes y fijen sus pensamientos con un apretón sin soltarse nunca hasta que sientan. Pueden mandar sus pensamientos: Dios les ha puesto el control de la mente en sus manos. Pueden controlar sus propios sentimientos al poner su atención en el objeto que quieren sentir. Aseguren su mente en el asunto hasta que los cimientos profundos de sentimiento se deshagan en su mente y entiendan ustedes el estado de su corazón y su carácter real a la vista de Dios.

LA RELIGIÓN DE LA IMAGINACIÓN

Un individuo nunca puede saber el verdadero estado de su corazón si no está activo en la Iglesia. Encerrado en oración, nunca uno puede saber cómo se siente hacia los objetos que están afuera, y nunca puede sentir correctamente hacia ellos hasta que salga y actúe. ¿Cómo puede saber su verdadero sentimiento hacia los pecadores si nunca lleva a su mente al contacto con los pecadores? Su imaginación puede hacerle sentirse bien, pero sus sentimientos no son producidos por una realidad.

Los individuos alejados del mundo de la realidad y que viven en mundos de imaginación se vuelven criaturas perfectas de imaginación. Algo similar sucede en el cristianismo con aquellos que no llevan a la mente a estar en contacto con la realidad. Creen que aman a la humanidad, pero no le hacen ningún bien. Se imaginan que aborrecen el pecado, pero no hacen nada para destruirlo. ¿Cuántas personas se engañan a sí mismas al incitar a la imaginación sobre las misiones, pero no hacen nada para salvar almas? Las mujeres pasarán todo un día en reunión de oración para la conversión del mundo, mientras no le hablan a su sirviente impenitente en la cocina en todo el día.

¡Todo esto es una ficción de la imaginación! No hay realidad en ese "cristianismo". Si amaran a Dios y al hombre, los retratos sacados por la imaginación de los inconversos en otros países no crearía más sentimiento que el de la realidad alrededor de ellos.

Están rodeados por pecadores, y oyen juramentos profanos y ven vicio como una realidad desnuda todos los días. Si esto no produce ningún sentimiento, es vano pretender que sienten lo que Dios siente por los pecadores en el extranjero o en cualquier parte.

A la gente le encanta hablar de los paganos, pero nunca han convertido un alma en casa. Si no promueven avivamientos en casa, donde ellos entienden el idioma y tienen acceso directo a sus vecinos, ¿cómo pueden estar dependientes de promover la obra de Jesús en el campo misionero? La iglesia tiene que entender eso y tenerlo en presente en seleccionar hombres que vayan a las misiones en el extranjero. Deben saber que si la realidad en casa no mueve a la persona a la acción, el diablo no sólo se reirá de un millón de tales misiones.

El mismo engaño con frecuencia se manifiesta en sí mismo tocante a avivamientos. Un individuo puede ser un gran amigo de los avivamientos, pero siempre son los avivamientos pasados o los que están por venir, pero en cuanto al avivamiento presente, siempre está distante y dudoso. Puede leer sobre los avivamientos y orar: "Oh Señor, aviva la obra; Oh Señor, permítenos tener avivamientos así donde miles se conviertan en un día."

Pero hagan que esté en la realidad de las cosas, y nunca verá un avivamiento en el que pueda estar interesado. Es amigable a las figuraciones ficticias de su propia mente y puede crear un estado de cosas que mueva sus sentimientos, pero ninguna realidad le lleva a cooperar de hecho para promover un avivamiento.

En los días de nuestro Salvador, la gente decía, y sin duda realmente creían, que aborrecían las acciones de aquellos que persiguieron a los profetas. Decían: "Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas" (Mateo 23:30). Sin duda se maravillaban que la gente fuera tan perversa, pero nunca habían visto a un profeta y fueron movidos por su imaginación.

Cuando Jesús apareció, el más grande de los profetas, en quien todas profecías se centraban, lo rechazaron y lo mataron con una crueldad de desalmados como sus padres mataron a los profetas. Dijo el Salvador: "Llenad la medida de vuestros padres… para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra" (Mateo 23: 32, 35).

En cada era, los hombres se han enamorado de ficciones de su propia imaginación sobre las cuales se han tropezado hacia el infierno.

ILUMINANDO EL PASADO

El cristianismo consiste en amar, sentir correctamente, hacer lo correcto y hacer el bien. Si, por tanto, quieren ser santos, no piensen en cultivar santidad que nunca cause que crezca&emdash;esto es, al retirarse del contacto con la humanidad. Si el Señor pensó que tales circunstancias eran favorables para la piedad, las hubiera dirigido así, pero fue sabio. Ha designado, por tanto, circunstancias como son para que su pueblo pueda tener miles de objetos de benevolencia y miles oportunidades para hacer el bien. Si se niegan a sí mismos y vuelven sus corazones a estas cosas. No pueden fallar para crecer en santidad y tener evidencia en aumento.

Podemos consistentemente encerrarnos en nuestros lugares de oración en un solo departamento de examinación de uno mismo: esto es cuando queramos ver atrás y calmadamente examinar el motivo de nuestra conducta pasada. En tales casos debemos limitar nuestros pensamientos y mantener otras cosas fuera de nuestra mente. Hacer eso eficazmente, es con frecuencia necesario para recurrir al aislamiento, ayuno y oración.

A veces es imposible recordar vivamente lo que queremos examinar sin asociación. Intentamos recordar escenas pasadas, pero todo es confuso y oscuro hasta que llega una idea asociada que gradualmente trae el todo ante nosotros.

Si se me llama a testificar en la corte, puedo a veces sólo recordar yendo al lugar. Entonces, todas las circunstancias vuelven como si fuera ayer. Similarmente, podemos encontrar que las ideas asociadas traigan los sentimientos que tuvimos anteriormente.

Al examinarnos a nosotros mismos, tengamos cuidado de evitar esperar encontrar todas las gracias cristianas en ejercicio en la mente de inmediato. Esto es contrario a la naturaleza de la mente. Si encuentran ejercicios de su mente que son los correctos, les satisface con el asunto ante su mente. No saquen una inferencia incorrecta porque alguna otra intención correcta no está presente. La mente puede tener sólo una serie de emociones a la vez.

Algunos cristianos siempre tienen el tipo feliz de sentimientos. Otros siempre se sienten tristes y angustiados. Siempre están en constante agonía por los pecadores. Sus pensamientos son dirigidos a objetos diferentes. Una clase siempre piensa de los objetos calculados para hacerlos felices; la otra piensa en el estado de la Iglesia o de los pecadores. Son apesadumbrados con una carga como si tuvieran una montaña sobre sus hombros. Ambos pueden ser cristianos y ambas clases de sentimientos pueden ser correctos dependiendo de los objetos que ellos miren.

El apóstol Pablo tenía una pesadumbre y tristeza continuas de corazón por sus hermanos. Sin duda, sentía correctamente. El caso de sus hermanos que habían rechazado al Salvador fue el objeto de sus pensamientos. La ira amenazante sobre la que habían traído ellos mismos y la condenación que se colgaba sobre ellos fueron constantes en su mente. ¿Cómo podría estar más que triste?

Muéstrenme a un cristiano gozoso, y no es generalmente un cristiano muy útil. Con frecuencia, es llevado a disfrutar las dulzuras de la religión y hace poco. Algunos ministros predican bastante sobre estos temas y hacen muy felices a sus oidores, pero esos ministros pocas veces son instrumentales para convertir a muchos pecadores, no obstante cuánto hayan refrescado, edificado y gratificado a su congregación.

Por otro lado, encontrarán a hombres que habitualmente son llenos de agonía profunda del alma por el estado de los pecadores, y esos hombres serán grandemente instrumentales para convertir a los hombres. La razón es simple. Ambos predicaron la verdad, ambos predicaron el evangelio&emdash;en proporciones diferentes&emdash;y los sentimientos despertados correspondieron a las posturas que predicaron. La diferencia es que uno consoló a los santos y el otro convirtió a los pecadores.

¡HAGAN ALGO!

Los cristianos que están siempre felices son compañeros encantadores, pero pocas veces se comprometen para sacar a los pecadores del fuego. Otros siempre están llenos de agonía por los pecadores, viendo su estado y añorando tener almas convertidas. En vez de gozar anticipadamente del cielo en la tierra, están simpatizando con el Hijo de Dios cuando estaba en la tierra, gimiendo en el espíritu y pasando toda la noche en oración. El avivamiento real del espíritu es un espíritu de deseos agonizantes y oraciones por los pecadores.

La gente con frecuencia se pregunta por qué sienten como sienten. La respuesta es sencilla. Siente así porque así piensan. Dirigen su atención a aquellos objetos calculados para producir esos sentimientos.

Mucha gente piadosa deshonra al Señor por sus dudas. Constantemente hablan de sus dudas y concluyen que no tienen fe. Si en vez de morar en sus dudas fijaran sus mentes en otros objetos&emdash;en Jesús, por ejemplo&emdash;o en salir y tratar de llevar a los pecadores al arrepentimiento, sentirán correctamente y disiparán sus dudas.

Nunca esperen hasta que sientan correctamente antes de hacer eso. Quizá algunas cosas que he dicho no se han entendido correctamente. Dije que no podrían hacer nada por Dios a menos que sientan correctamente. No infieran que van a sentarse quietamente y no hacer nada hasta que estén satisfechos que sienten correctamente.

Pónganse ustedes en circunstancias que les harán sentir correctamente y váyanse a trabajar. Por un lado, trabajar con ahínco sin ningún sentimiento está mal; y por otro, encerrarse en su clóset y esperar un sentimiento también está mal.

¡Manténganse activos! De otro modo, nunca sentirán correctamente. Mantengan su mente bajo la influencia de objetos calculados para crear y mantener vivos los sentimientos cristianos.

 

 

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